Molly Burhans, fundadora de GoodLands, quiere ayudar a la Iglesia a usar sus terrenos como vehículo para hacer el bien
Lo primero que uno percibe en las fotos del antes y del después, es el aumento del número de árboles.
Los terrenos de la parroquia habían sido una vasta extensión de tierra, buena parte de ella ocupada por el templo, sus edificios auxiliares y un amplio aparcamiento pavimentado. Había campos que podían ser usados para prácticamente cualquier cosa – picnics de la parroquia, aparcamiento extra o partidos de fútbol improvisados para los niños del vecindario. También podían ser vendidos si la parroquia o la diócesis necesitaban un dinero extra.
Pero, en general, la apariencia del lugar no era muy invitante.
Después de que GoodLands, de Molly Burhans, propusiera la reforma, el templo había dejado de ser un edificio de apariencia solitaria. Ahora estaba acompañado por una serie de recursos creativos:
- Un campo de deportes, para incentivar las actividades físicas y promover el desarrollo de la comunidad.
- Un parque infantil y un jardín educativo, destinados a servir como extensiones de las aulas de la escuela parroquial.
- Un jardín contemplativo, que proporciona espacio al aire libre para la reflexión espiritual.
- Un césped para eventos, que proporciona espacio para que los fieles se reúnan o celebren ocasiones especiales.
- Invernaderos, donde una asociación local puede cultivar, generando ingresos extra y proporcionando alimentos para los necesitados.
- Un techo verde en la entrada de la iglesia, donde la vegetación puede reducir las necesidades de energía en verano y la pérdida de calor en invierno hasta un 26%.
- Un huerto comunitario, donde los feligreses pueden participar de la agricultura local, proporcionar alimentos para las necesidades locales y realizar actividades educativas.
Alrededor del perímetro de la propiedad, de cinco acres, la reforestación ayuda a filtrar la polución de los vehículos que pasan y ayuda a reducir el la pérdida de las aguas pluviales. Un “corredor de habitat” especial restaura fuentes de alimento y habitat para pájaros e insectos migratorios y no-migratorios. Las copas de los árboles junto a la iglesia y el salón parroquial reducen los costes de climatización en verano.
Y eso sólo en el terreno de una parroquia. Burhans, una joven especialista que tiene una nueva visión para el cuidado del terreno de la iglesia, estima que el área total de terrenos católicos, entre iglesias, escuelas, hospitales, cementerios, monasterios y otras propiedades en todo el mundo supera fácilmente el área de Francia y España juntas.
Viéndolo de esta manera, es mucho lo que la Iglesia puede hacer para ayudar a prevenir los males que muchos temen si las preocupaciones medioambientales no se tienen en cuenta. La Iglesia, dice Burhans, es “una propietaria de tierras con valores fuertes y enraizados”. Así que fundó GoodLands, para ayudar a la Iglesia a usar sus terrenos como un medio para hacer el bien.
Esta joven de 29 años se convirtió hace poco en la primera católica de Estados Unidos en recibir una Ashoka. Ashoka apoya a las personas y las ideas que “creemos que tienen mejores oportunidades de resolver los problemas sociales más urgentes de nuestra era”, dice la filial norteamericana de la fundación.
”Los emprendedores sociales imaginan un nuevo camino a seguir y lo construyen para todos. Ellos responden a los problemas urgentes de la sociedad con recursos extraordinarios, creatividad y compromiso, y abren caminos para que otros contribuyan como agentes de cambio”.
Con un diploma de bachillerato del Canisius College en Buffalo y una maestría en ciencias y diseño ecológico de la Conway School of Landscape Design en Massachusetts, Burhans se interesó en los sistemas de información geográfica – el tipo de software usado para hacer mapas.
“Esta no es solo una imagen estática”, dijo ella al abrir un mapa creado por GoodLands en su computadora en su escritorio en New Haven, Connecticut. “Por detrás de eso está una gran base de datos que contiene cada diócesis, cada número de sacerdotes por diócesis, católicos por diócesis. Hay mucha tecnología implicada. Hay también mucha estética y comunicación. Vimos que ese es un abordaje mucho mejor para la Iglesia. Ayudamos a las comunidades a analizar decenas, centenas de propiedades a la vez, para descubrir dónde pueden tener impacto”.
Empezando su trabajo antes incluso del lanzamiento en 2015 de la encíclica del papa Francisco Laudado Si’ (Sobre el cuidado de la casa común), Burhans descubrió que realmente no había ningún individuo o agencia ayudando a la Iglesia a “administrar su propiedad de manera alineada con sus misiones y apoyarlos” y orientar la conservación de la naturaleza del mundo católico.
“Entonces, fundé la GoodLands originalmente con el tipo de idea de ahorro en mente, para llenar ese gran vacío”, dijo ella. Ella descubrió que no había muchos incentivos al ahorro, incluyendo incentivos fiscales.
“También vi que programas ambientales como jardines, recolección de agua de lluvia, manejo de aguas pluviales de varios tipos, diferentes regímenes de manutención para campos, cosas simples como esas, estaban siendo realizadas principalmente en las propiedades de las parroquias ricas, donde las personas no necesitaban preocuparse con las necesidades básicas”, dijo.
“Eran las parroquias en áreas más acomodadas. La realidad es que, si usted no entiende el contexto de dónde está poniendo un programa ambiental, puede desperdiciar una enorme cantidad y puede tener cientos de veces un impacto mayor si pone el mismo programa en la propiedad adecuada”.
De este modo, la GoodLands empezó a analizar grandes cantidades de propiedad para discernir dónde poner programas ambientales, dónde los esfuerzos de ahorro o energía solar hacían más sentido, “dónde usted puede obtener la máxima devolución de la misma, dónde la vivienda accesible tiene sentido, entonces sería como una propiedad que no tiene un valor de mercado increíblemente alto”.
Entonces, ¿cómo la GoodLands hace su trabajo? Un equipo investiga una propiedad y evalúa cómo está funcionando, incluyendo cómo contribuye a los ecosistemas locales y para la comunidad.
“Entonces, construimos un mapa sólido y dinámico que es esencialmente un poderoso banco de datos que ayuda a las diócesis, órdenes religiosas y otros propietarios de tierra a tomar decisiones bien fundamentadas sobre el uso de la tierra”, explicó Burhans. “Nuestros mapas incorporan atributos de la propiedad, propiedades de la comunidad y datos comparativos de propiedades católicas semejantes. La imagen compuesta nos permite aconsejar sobre el uso de la tierra”.
La empresa solo ofrece los datos de una forma que los propietarios de terrenos puedan usar para tomar sus propias decisiones. En el caso de la parroquia que tenía toda esa tierra extra, el reaprovechamiento la ayudó a volverse “una especie de destino donde las personas con sus familias pasan más tiempo, están vinculadas a su fe, digamos, a través del jardín contemplativo, etc.”, resumió Burhans.
La tierra es el “activo financiero y políticamente más poderoso de la Iglesia, y necesitamos ser sus guardianes”, dijo Burhans. “La manera como mantenemos nuestras propiedades realmente influencia la salud pública, la salud mental y el desarrollo infantil. Cuando no tiene un ambiente saludable, afecta todo lo que usted hace”.
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Los árboles, por ejemplo, pueden ayudar a filtrar el aire, a reducir el asma y a bajar la presión arterial. “La presencia de árboles ha demostrado que disminuye los índices de violencia”, dijo Burhans. “Existe una relación entre la forma como nuestra tierra es usada y la paz dentro de una comunidad”.
Lo que es importate tener en mente es que todo lo que la Iglesia hace en la tierra ocurre dentro de un contexto. “Yo pienso que Laudato Si’ hizo un trabajo fantástico al realmente captar que el ambiente es esa matriz donde todas las cosas suceden”, dijo. “Como persona, usted puede cuidar de la tierra e ignorar a los pobres enfermos y más vulnerables. Usted no debería, pero puede hacerlo. Pero en el momento en que usted deja de cuidar su entorno, nuestra casa común, el medio ambiente, eso inmediatamente causa un impacto en los pobres, en los enfermos y en los más vulnerables”. Y también causa un impacto en usted, pues nadie está aislado.
“La manera como administramos y usamos nuestra tierra tiene una dimensión moral”, concluyó. “Ese es uno de los fundamentos más importantes de la GoodLands, entendiendo eso y realmente transformando un sentido de propiedad de nuestros espacios en un sentido de cuidado común”.