“Tu ternura conquistó mi corazón”, le decía el Padre Pío
Desde hace unos años quería tanto tener una imagen del Niño Jesús que adornara en Navidad el recibidor de casa, para así recibir y despedir a todos los que me visitan y a mi misma familia…
Pues bien, hace tres años vi una imagen muy bonita y la compré. Preparé una mesita sólo para Él, le armé una cunita con heno, le puse dos angelitos a cuidarlo y lo iluminé con algunas velas.
En seguida me enamoré de ese dulce Niño Jesús que con su tierna mirada me saludaba todas las mañanas, cuando pasaba a su lado, y yo podía contestarle con una gran sonrisa y una caricia en su rostro.
Jesus es el protagonista del pesebre, pero también de toda la historia de la humanidad. Es Dios, humilde, que se hace uno de nosotros. Con el nacimiento del Niño Jesús, es Dios que entra en el mundo, el Infinito se vuelve carne.