Pequeños cambios de la manera de medicar a los niños pueden hacer toda la diferencia y evitar tragedias
Consulta esta galería para conocer los errores más comunes a la hora de administrar los medicamentos a los niños:
Está llamando la atención en las redes sociale la noticia de que una bebé de 4 meses lo pasó mal tras ingerir una loción contra piojos en lugar de la medicación para la inflamación bucal. Fue un error de la unidad de salud que proveyó el medicamento a la mamá de la niña en Vila Velha, en el estado de Espíritu Santo (Brasil)
Afortunadamente la bebé se ha recuperado, pero el caso vuelve a traer a la luz un dato preocupante: la alta frecuencia con que los niños son medicados erróneamente en el mundo.
Un estudio publicado en 2014 por el respetado diario científico Pediatrics, de Estados Unidos, señaló que cada 8 minutos un niño es medicado de manera equivocada. Tras cuatro años de esa publicación, es verdad que el cuadro puede haber cambiado, pero, probablemente, no de modo drástico. La investigación analizó los datos registrados a lo largo de diez años, entre el 2002 y el 2012, por el National Poison Database System, un banco de datos nacional sobre casos de envenenamiento e intoxicación.
Algunos aspectos relevantes a considerar:
Medicamentos líquidos
El 82% de lo errores registrados se refieren a medicamentos líquidos, contra un 14,9% relacionado a cápsulas y comprimidos.
Una solución para reducir el riesgo de dosificación equivocada es utilizar jeringas y vasitos dosificadores, que normalmente se venden junto a los medicamentos, para medir los mililitros exactos que se han prescrito.
Relación entre las dosis y la edad y peso del niño
Otro problema común es ignorar que la dosis de la medicina varía conforme a la edad y el peso del niño: la dosis que tomó el año anterior, por ejemplo, puede no ser la más adecuada para el momento actual. Una dosis menor puede ser ineficaz, mientras que una excesiva puede tener efectos colaterales peligrosos, capaces de afectar, por ejemplo, la presión arterial, la temperatura corporal o incluso llevar a una intoxicación.
Automedicación
Quien decide recetarse medicinas a sí mismo o a sus hijos puede causar más daño que beneficio. Entre los casos más comunes de automedicación están el consumo de medicinas incompatibles con la situación clínica, el uso de sustancias que solo camuflajean los síntomas sin en realidad tratar la enfermedad, la mezcla de medicamentos, alterando sus efectos, además de la obtención de resultados contraproducentes, como en el caso de los antibióticos que, tomados indiscriminadamente, vuelven las bacterias más resistentes en lugar de combatirlas.
Horarios e intervalos
Alrededor de un cuarto de los errores de la medicación infantil están relacionados con los intervalos mal administrados entre las dosis, al tratarse, principalmente, de casos en que el niño recibe la medicina más temprano de lo que debería.
Mezclas para “suavizar” el sabor
Como muchos niños rechazan ciertas medicinas a causa del sabor desagradable, hay papás que diluyen la medicina en jugos, refrescos y achocolatados, lo que altera las características propias de cada medicamento. Por ejemplo, el hierro puede tomarse con jugos cítricos como la naranja o el limón, pero no con leche, que perjudica su eficacia. En caso de que el médico permita diluir el medicamento en jugo, por ejemplo, se deben usar cantidades pequeñas de jugo.
El niño debe ir aprendiendo que el medicamento que está tomando es importante para combatir una enfermedad. Es necesario que el adulto responsable de la medicación sea firme y, al mismo tiempo, cariñoso, sin forzar, amenazar o usar recursos violentos como pegar o tapar la nariz del niño para que trague la medicina.
Comprimidos y cápsulas
Los comprimidos pueden, en muchos casos, cortarse en hasta cuatro partes, pero las cápsulas deben ingerirse enteras, sin abrirse.
Almacenamiento
El lugar y las condiciones hacen mucha diferencia: la humedad y la temperatura, por ejemplo, afectan las propiedades de los medicamentos. Es recomendable conservarlos en el embalaje original y guardarlos en un lugar seco y aireado, evitando la cocina y el baño, además, por supuesto, de mantenerlos fuera del alcance de los niños.
Prospecto y embalaje
Es un cuidado elemental leer el prospecto y el embalaje con atención para cerciorarse de que se trata del medicamento correcto, verificar la indicaciones y prevenir eventuales efectos indeseados.