Este futuro sacerdote convenció a unos padres cuando acudieron a una clínica abortista a planificar el aborto de su pequeño hijo y ayudó a la familia a encontrar la ayuda material necesaria para mantener a su bebé y a sus otros 2 hijos. Miles de personas en Internet han compartido la fotografía del seminarista británico David Donaghue, de la diócesis de Northampton, con un bebé en sus brazos. No es un bebé cualquiera, es un bebé que él salvó personalmente del aborto.
Uno de los servicios que David realiza habitualmente en Reino Unido es personarse delante de clínicas abortitas para informar sobre el aborto y atender a quien necesite de su ayuda. Suele toparse con situaciones dramáticas, con mucho llanto, sufrimiento y dolor e intenta humildemente acoger a quien se plantea recurrir al aborto ante un embarazo no deseado. Quiere explicar a esa madre que sufre, a ese padre, abuelo, abuela, tía o amiga el valor y la sublime belleza de la vida humana. No se trata de un tarea sencilla. Es muy complicado contrarrestar el torrente de mentiras y la manipulación ideológica que inunda la sociedad actual que destruye la vida humana y sostiene la cultura de la muerte.
El día que David salvó aquella vida, la madre del bebé que ahora vemos lleno de vida en la fotografía estaba dentro de la clínica planificando el aborto de su pequeño hijo no nato. Mientras tanto, el padre del bebé se detuvo a conversar con David.
La situación no era inusual: una familia pobre que ya tenía dos hijos. Alentados por la propaganda abortista, habían tomado la difícil decisión de solicitar un aborto, de interrumpir voluntariamente el embarazo, como eufemísticamente se dice. Pensaban que era la solución correcta. Después de una conversación sincera y abierta con el joven seminarista, el padre cambió de parecer sobre el aborto y convenció a su esposa para seguir adelante con el embarazo y abrazar a su bebé que no es otra cosa que un regalo de la vida.
David buscó y facilitó a la pareja ayuda material para que pudiera mantener a su bebé. Una organización provida está pagando ahora el alquiler de la familia. A fin de cuentas, para evitar caer en la hipocresía, la cultura de la vida necesita ir de la mano de la cultura del encuentro, de la bienvenida y de la solidaridad.
David Donaghue ha sido ordenado diácono recientemente. Recemos por él y por todos los sacerdotes y seminaristas, para que sean eficientes defensores de la cultura de la vida.