De conseguir el galardón la cinta de Alfonso Cuaron lograría el cuarto premio de la Academía de Hollywood en tan solo cinco años y además lo haría un director que ya ganó el premio por otro film, GravityLa película de Alfonso Cuaron, Roma, ha sido nominada a mejor película, director, actriz principal y de reparto, mejor guion original, fotografía, diseño de producción, sonido, efectos sonoros y por si falla todo lo demás, mejor película de habla no inglesa. En el peor de los casos, Roma solo puede salir de la gala de los Oscar triunfante.
No obstante, hay varias cosas que llaman la atención de esta singular situación en Hollywood. De entrada, que una producción mexicana no solo opte a nueve estatuillas y con muchas posibilidades sino que además lo haga como mejor película del año y como mejor film de habla no inglesa. Es decir que si falla una siempre puede caer la otra o dicho de otro modo, que se mire por donde se mire Roma es la mejor película del año.
Además, esto ocurre en un momento en el que Hollywood se ha mostrado particularmente generoso con los directores mexicanos. Recordemos que en 2013 el Oscar al mejor director se lo llevó Cuaron, pero es que en 2014 y 2015 el mejor realizador del año fue otro mexicano, Alejandro González Iñárritu gracias a Birdman y El renacido. Pero es que, no contentos con esto, en 2017 sería otro film mexicano, La forma del agua la que, siendo mejor o peor película, arrancara otra estatuilla para un largometraje de un director mexicano, Guillermo del Toro.
Resulta curioso que esté ocurriendo precisamente en el Estados Unidos de Donald Trump, el que quiere levantar un muro de hormigón entre su país y México, tal vez para que no se cuelen más directores que se sigan llevando más oscars en detrimento de los directores americanos. Quizá sea una forma de rebelión por parte de la industria del cine que en realidad siempre ha necesitado de México para contar algunas de sus más extraordinarias historias. Ahí está por ejemplo Coco, otra paradoja fílmica de la América de Trump.
Pero es que además, las nominaciones a los Oscar de Roma denotan un aspecto muy curioso. No solo ha sido nominada la película en los apartados, digamos, artísticos, como dirección, interpretación o guion, sino que también lo ha hecho en las categorías técnicas de diseño de producción, sonido y efectos sonoros. Esto quiere decir que Roma no sólo está bien hecha sino que además es técnicamente superior lo que no deja de ser sintomático viniendo de una cinta, en el fondo pequeña sin grandes aspiraciones, por lo menos aspiraciones de partida.
En suma, y a la vista de las películas nominadas, y la espera de ver Green Book (del director de Dos tontos muy tontos pero de la que están diciendo maravillas), Roma debería llevarse, por derecho propio, otro Oscar para México. Porque puede que algunos hayan tenido problemas para entrar en lo que propone Roma pero yo les animaría a volver a verla aunque solo sea por sus hermosas imágenes.