En su lecho de muerte prometió cuidar de ella desde el CieloEsta es la historia de un niño llamado Bailey Cooper, un muchacho de Bristol, Reino Unido, que se enfrentó a su muerte a los 9 años con un amor y una valentía formidables.
En agosto de 2017, cuando los médicos dijeron a los padres de Bailey que no podían hacer nada más para tratar el cáncer de su hijo —un linfoma no Hodgkin en estadio III, que le fue diagnosticado en 2016—, ellos dieron la noticia a su hijo con total sinceridad. El niño lloró, pero al poco afrontó la situación con entereza. Antes de que se dieran cuenta, Bailey ya estaba hablando de su propio funeral y de su deseo de no morir hasta poder sostener en brazos a su hermana no nata. Plantó cara a su sufrimiento con fortaleza y esperanza.
Su padre contó al periódico New York Post que “los médicos dijeron que iba a morir antes de que naciera Millie. No fue así. Luchó y, camino del hospital, dijo: ‘Deberíamos llamarla Millie’”. Su madre da más detalles: “No creíamos que fuera a aguantar tanto tiempo, pero estaba decidido a conocer a Millie. Entonces llegó finales de noviembre y Millie nació. Bailey la abrazó e hizo todo lo que es propio de un hermano mayor: la cambió, la lavó, le cantó…”, explicó su madre en el diario Bristol Post. En las fotografías que han circulado por Internet, se puede ver la feliz sonrisa del niño, a pesar de los efectos del cáncer y la quimioterapia.
Su deseo cumplido
Sus padres describieron lo sucedido tras el nacimiento de Millie: “Sin embargo, justo después de conocerla, empezó a apagarse rápidamente. Se estaba extinguiendo… Semana tras semana, fue empeorando drásticamente. Solía quedarse mucho tiempo en el sofá alicaído o durmiendo y a veces en la cama, inconsciente. Fue muy difícil”.
Después de vivir para ver a Millie, Bailey hizo planes para su propio funeral y dijo a sus padres: “Solo tenéis permiso para llorar durante 20 minutos”. También especificó que quería que todo el mundo se vistiera como superhéroes para la ocasión.
Ángel de la guarda
“Quiero quedarme, pero me ha llegado el momento de irme, de convertirme en su ángel de la guarda”, dijo Bailey antes de ir por última vez al hospital, lleno de gratitud y amor hacia su pequeña hermana.
“En torno a las 11:45 a.m. de la Noche Buena, estábamos junto a su cama. Sabíamos que no le quedaba mucho. Le dijimos: ‘Ya es hora, Bailey. Para’. En el momento que dijimos ‘para’, exhaló su último aliento y salió una única lágrima de su ojo. Se fue en paz”, relataron sus padres para el Bristol Post.
Superhéroes
Sus padres, amigos y conocidos fueron a su funeral acatando los deseos de Bailey, es decir, fueron disfrazados de superhéroes. Así dieron un último adiós al auténtico superhéroe de esta historia. Bailey fue un hijo querido y un cariñoso hermano mayor que decidió escoger una misión antes de morir: cuidar de su hermana Millie desde el Cielo.