El 1 de febrero es la fiesta de Brígida de Irlanda, una santa influyente del siglo V. Se dice que tuvo una relación cercana con san Patricio y lo ayudó a construir una base firme para la Iglesia en Irlanda.
Una historia de su vida está en el origen de la popular costumbre irlandesa de la cruz de santa Brígida.
Se dice que un día llamaron a santa Brigida al lecho de muerte de un viejo jefe pagano. Estaba sufriendo mucho y los que lo rodeaban creían que Brigida podía traerle paz. Ella llegó junto a su cama y trató de consolarlo con sus palabras.
Mientras aún estaba inquieto, Brígida recogió algunos juncos que se extendieron por el suelo y comenzó a tejer una cruz.
El jefe estaba interesado en la cruz y comenzó a hacerle preguntas sobre ella. Brígida le explicó la vida de Jesucristo y su muerte en la cruz. Esto lo consoló mucho y llevó paz a su alma. Se convirtió a la fe cristiana y recibió el bautismo antes de morir.
La cruz protege
Desde entonces, los cristianos en Irlanda han hecho cruces de paja o juncos y las han colocado en sus puertas después de que el párroco las haya bendecido.
Se cree que la cruz protegerá el hogar de los espíritus malignos, el fuego y el hambre.
Esta creencia refleja el poder espiritual de la cruz, como se afirma de manera similar en esta antigua bendición de una cruz que se encuentra en el Ritual Romano.
Señor Jesucristo, bendice + esta cruz con la que arrebataste al mundo de las garras de Satanás, y con la que venciste con tu sufrimiento al tentador del pecado, quien se regocijó en la caída del primer hombre al comer del árbol prohibido. Que esta cruz sea santificada en el nombre del Padre, + y del Hijo, + y del Espíritu Santo +; y que todos los que se arrodillan y oren ante esta cruz en honor a nuestro Señor, encuentren salud en su cuerpo y su alma; por Jesucristo nuestro Señor.
El tejido de la cruz de santa Brígida es una hermosa tradición basada en la acción salvadora de Jesucristo en el Monte Calvario.