Sucede en San Juan Nepomuceno y el dato es arrollador: la mitad de los niños de la población indígena en el país sudamericano está desnutrido “Salvemos a Jessica (…) Con el mayor de los respetos que se merecen quiero pedirles a las autoridades competentes en el área, a la Defensoría de niños y adolescentes que se hagan cargo de esta niña que nos necesita”.
Estas palabras pertenecen a Irma Aguinagalde,una mujer que se hizo eco en el grupo de Facebook Guaraníes en el Exterior de una situación que desde hace algunos días ha generado alarma en Paraguay.
Efectivamente, gracias a las palabras de Irma, y en especial de integrantes de diversas organizaciones de paraguayos residentes en el exterior como la Asociación Paraguayos en Acción en Valencia, fue posible hacer ruido y denunciar el grave cuadro de desnutrición de una indígena de tres años (que pesa siete kilos), así como el de otros casos que se fueron confirmando en las últimas horas, según medios como Última Hora.
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Esta situación se logró registrar en la localidad de San Juan Nepomuceno –Departamento de Caazepá-, lugar cercano a la capital Asunción (249 km) con gran riqueza ecológica y ganadera y recordada como una de las primeras fundaciones franciscanas durante el dominio español.
De forma inmediata, una vez que esta situación logró interpelar a quienes la tenían ante sus ojos, los menores indígenas pudieron ser trasladados a diversos hospitales locales donde logró confirmare lo de la desnutrición grave.
Un dato que alarma
“Quiere decir que uno de cada dos niños, uno está desnutrido en la población indígena”, expresó en entrevista en La Lupa de Telefuturo el nutricionista Fernando Genes, reproduce Última Hora.
Según este especialista, en base a datos del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN), “el 50% de los niños de la población indígena está desnutrido”.
“En la mayoría de los casos de desnutrición que vemos (…) es por falta de alimentos”, afirmó.
Mientras esto sucede, las autoridades sanitarias competentes están al tanto de esta situación y representa un nuevo desafío en un país donde la población indígena, y en particular en este lugar que otrora estuviera a mano de los franciscanos, es mayoritariamente asociada a la etnia Mbyá Guaraní. En sus manos está que los casos de estos menores puedan ser atendidos de la mejor manera y que de alguna manera no se sigan incrementando.
En definitiva, un flagelo que interpela y que hace recordar que el tema de la desnutrición infantil no solamente es una cuestión de Venezuela por estos tiempos, sino que está instalado también en otros países del continente latinoamericano.
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