Una situación que genera preocupación debido a la contaminación de uno de los ríos más importantes de la Cuenca del Plata. El río Paraguay –junto a otros de América del Sur como el Uruguay y Paraná- supo ser otrora parte de las rutas fluviales utilizadas por los jesuitas a la hora de recorrer la región. Ellos se movían en procura de la fundación de los famosos pueblos misionales (en total 30 en lo que actualmente se conoce como Argentina, Paraguay y Brasil) durante el Siglo XVII.
Un claro ejemplo ha sido lo que ha hecho San Roque González de Santa Cruz, sacerdote nacido en Asunción (Paraguay) y una de las figuras más emblemáticas en cuanto a la fundación de las reducciones guaraníes. Precisamente, a fines de 1609, durante una de sus primeras misiones con los indios guaycurués (tribu nómada y guerrera) como novicio logró cruzar el río Paraguay junto a una expedición con el fin de ponerse en contacto con ellos.
Pero más allá de este vínculo particular con los jesuitas, el río Paraguay forma parte de los recorridos marítimos más famosos del continente, cuyo afluente principal es el río Paraná. Nace en Brasil y atraviesa, además de Paraguay, países como Bolivia y Argentina.
Con el paso del tiempo ha jugado un rol protagónico en cuanto al transporte marítimo, al igual que ser considerado fundamental al nivel comercial.
Un depósito de chatarra
Sin embargo, el recuerdo particular de este río en este momento –más allá de los jesuitas- tiene que ver con una noticia que ha generado impacto y que da cuenta de cómo un tramo del mismo se está convirtiendo en un depósito de barcazas hundidas.
En ese sentido, la información surge luego de que la Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP) realizara relevamiento con el fin de “conocer la profundidad del río y la eventual existencia de bancos de arena”, tal cual recuerda ABC de Paraguay.
“En la costa de margen derecha se tienen tres barcazas semi hundidas cuyas ubicaciones se observan en el plano de relevamiento”, expresa el informe.
De acuerdo a este estudio, en un tramo del río existen alrededor de 100 barcazas hundidas y semi hundidas.
A la hora de explicar por qué ha sucedido esto, los motivos son variados y surge lo que tiene que ver con los abandonos de parte de sus dueños, entre otros.
Pero esta situación no solo genera preocupación en cuanto al riesgo para la navegación que representa la presencia de tanta chatarra, sino que también merece una rápida atención el hecho de que estas barcazas se convirtieron en un foco de contaminación ambiental.
Es por ello que urge una respuesta tanto de las autoridades ambientales, así como de los diversos responsables –entre ellas empresas navieras- que han sido omisas a la hora de cubrir los costos para la reflotación.
Ojalá la voz del papa Francisco, latinoamericano y jesuita, y lo que ha manifestado en su encíclica “Laudato Sí” sobre la “casa común” resuene fuerte a la hora de hacerle frente a un problema que termina afectando un lugar más que importante en cuanto a los recursos de agua del continente.
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Con información en base a ABC de Paraguay