Sacerdotes, monjas, guardias suizos y personal de la Santa Sede conforman este glorioso equipo
A lo largo de la historia, los miembros de la Iglesia han mostrado un gran interés en el deporte, no sólo como actividad recreativa sino también de enseñanza. Por ejemplo, el Papa Juan Pablo II era un gran esquiador y el Papa Francisco es un admirador confeso del fútbol. Entonces, ¿por qué el Vaticano no tiene su propio equipo formal?
Esta misma pregunta se la hizo el cardenal Gianfranco Ravassi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, en el 2012. En aquel entonces, le pidió al padre español Melchor Sánchez de Toca, un gran corredor y su sub-secretario, que creara una especie de club deportivo, no sólo para reiterar la posición de la iglesia con respecto a los beneficios del deporte desde el ejemplo, sino también para hacer más cercana la figura del sacerdote a los feligreses.
Cinco años después, la Secretaría del Estado Vaticano aprobó la creación de su primer equipo deportivo de atletismo. Monseñor Sánchez de Toca se encargó de su formación pero también de hacer todas las gestiones necesarias para poder competir de manera formal.
Mientras tanto, sus prácticas consistían en correr juntos alrededor del río Tíber o practicar en unas facilidades deportivas ubicadas cerca de las Termas de Caracalla.
Entre finales del año pasado y comienzos de éste, el Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI) le dio el sí a la Santa Sede para competir tanto a nivel nacional como internacional. Es un hecho totalmente histórico, ya que aunque el Vaticano tiene una tradición de práctica deportiva que se remonta a los tiempos del Papa Pío X (y hasta tiene su equipo de fútbol y críquet), es la primera asociación deportiva constituida formalmente en el Vaticano y del Acuerdo Bilateral con el CONI.
La llamaron Athletica Vaticana y está conformada por unos 62 atletas entre sacerdotes, monjas, guardias suizos y personal interno. Aunque la mayoría son italianos, también hay británicos, estadounidenses, entre otras nacionalidades.
“El sueño es ver la bandera de la Santa Sede entre las de otras delegaciones en una ceremonia de apertura de unos juegos olímpicos”, dijo Monseñor Sánchez de Toca; sin embargo, aclaró que no es una meta que tienen a corto ni a mediano plazo. Por ahora, se quieren enfocar en torneos pequeños no-competitivos, ya que su objetivo principal es “promover a través del deporte mensajes de solidaridad y luchar contra todo tipo de racismo y violencia”, dijo Michela Ciprietti, empleada de la farmacia de la Santa Sede y corredora de Athletica Vaticana.
Y es que como una vez dijo el Papa Francisco: “Con el deporte es posible construir la cultura del encuentro entre todos por un mundo de paz”. Así que, con fe y alegría, estos corredores tendrán una nueva y exitosa manera de hacer llegar el mensaje de la iglesia, promoviendo valores a través del ejercicio del cuerpo, pero sobre todo, del alma.