Mientras que el pollo, que también es carne blanca, síProbablemente hayas escuchado una leyenda (porque hasta ahora no hay pruebas ni nombres exactos) que un Papa en la época medieval dijo que sólo se debía comer pescado en Cuaresma por sus conexiones con la industria pesquera para así incrementar las ventas.
Jesús hizo ayuno durante 40 días y murió un día viernes. Por eso, aunque algunos deciden no comer carne durante toda la Cuaresma, los viernes es el día más respetado e importante; incluso, antiguamente, en algunos países católicos todos los viernes del año se consumía sólo pescado (esto es según los numerales 1250 y 1251 del Código de Derecho Canónico).
Hay que recordar que esta abstinencia de carne se hace como penitencia para honrar el sacrificio que hizo el Señor al morir en la cruz para limpiar nuestros pecados y, desde la antigüedad, la carne roja ha sido símbolo de opulencia y celebración, por lo que consumirla durante el tiempo cuaresmal no iría en concordancia con el sentimiento de reflexión y humildad de esta fecha.
Asimismo, Santo Tomás de Aquino en su Summa Theologiae explica que el consumo de carne roja también brinda mayor placer, ya que es mucho más gustosa, así que suprimirla sería muestra de un mayor sacrificio.
“Ahhh entonces son sólo las carnes rojas las que están prohibidas”, pensarán algunos. No, el pollo -que es carne blanca- tampoco es aceptado. ¿Pero entonces por qué el pescado sí?
Como escribió San Pablo en su Primera Carta a los Corintios 15:39: “No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves”.
Sí, ya en la Biblia se hace una distinción entre la carne blanca que puede provenir de un ave y la de un pez. Muchos aseguran que esto tiene una raíz hebrea, en cuya dieta se separa el fleishig (cárnicos, incluyendo a los mamíferos y las aves) del pareve (alimentos que van desde lo que nace de la tierra, como vegetales y granos, hasta los peces).
En este sentido, Santo Tomás de Aquino advierte que el pollo también produce placer. Quizá no tanto como la carne roja, pero igual es un animal de “sangre caliente” y de tierra a diferencia del pescado: “El ayuno fue instituido por la Iglesia con el fin de poner freno a las concupiscencias de la carne, que considera a los placeres del tacto relacionados con la comida y el sexo.
Por tanto, la Iglesia prohibió a los que ayunan los alimentos que dan más placer al paladar, y además son un gran incentivo para la lujuria. Tales son la carne de los animales que toman su descanso en la tierra, y los que respiran el aire y sus productos, como la leche de los que van por la tierra, y los huevos de las aves. Porque desde que tales animales son más como el hombre en el cuerpo, ofrecen mayor placer como alimento”.
No obstante, con los años, la Iglesia ha permitido y flexibilizado esta regla. Por ejemplo, en algunos países de Latinoamérica los carpinchos, capibaras o chigüires son permitidos por la Iglesia y se les trata como “carne de pescado” por ser un mamífero semi-acuático. Igual pasa en Estados Unidos con la carne de lagarto, la cual también es considerada “pescado” desde el 2010 según el Arzobispo de Nueva Orleans.
¿Qué hay de los mariscos, moluscos y crustáceos? Algunos eclesiásticos creen que las ostras y las langostas deben quedar fuera de la lista, ya que aunque también son acuáticos, son asociados con el lujo, el extremo placer y la lujuria.
En cuando a los derivados animales (como huevos, leche y queso), también hay discrepancias dentro de la misma Iglesia. Algunos los consideran pertinentes porque no son el animal en sí, pero otros sugieren que es preferible sustituirlos.
En resumen, la carne que está permitida los viernes de Cuaresma (y Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo) es aquella que proviene del mar, los lagos o los ríos con sus contadas excepciones. Así como Jesús dio su carne y sangre por nosotros aquí en la Tierra, es una muestra de gratitud que nosotros nos abstengamos de comer los animales terrenales.
Explicado esto, es importante igual acotar que aunque se consuma carne de pez, la preparación de ésta debe ser sencilla, ya que la ausencia de placer es lo más fundamental.
Los enfermos, niños menores de 14 años, personas con problemas mentales, mujeres en lactancia o invitados a comidas que no pueden saltar el compromiso sin ofender o causar una gran enemistad con la otra persona, pueden excusarse de cumplir esta norma.
Aunque no se trate de un mandamiento, abstenerse de ciertos gustos gastronómicos nos agrega un sentido de humildad, abnegación, agradecimiento y penitencia. Es una manera de recordar y vivir el tiempo de Cuaresma en preparación a la Pascua de Resurrección.