La curiosa historia de José PedrazaJosé Pedraza no reniega de su pasado policial. Pero este diácono recién ordenado de la diócesis de Nueve de Julio, en la Argentina, sintió que Dios le pedía algo más, una idea que rumiaba desde sus años de adolescente con su grupo scout.
Primero José anhelaba estudiar cocina o geografía, aunque terminó ingresando en la Policía Bonaerense, con la que se desempeñó durante tres años en la localidad de Pehuajó, a unos 60 kilómetros de su Henderson natal, en pleno campo bonaerense.
Allí sirvió para el Grupo de Apoyo Departamental, y tenía que hacer allanamientos, requisas de calabozos o custodias de funcionarios que visitaban la ciudad, como recordó a Radio María.
Pero en esos años Juan recibió la invitación de un amigo a un retiro, retiro al que asistió incluso con su uniforme policial. Y sintió un llamado que hoy evoca como una experiencia como la de san Pablo, sintió que Cristo estaba en él.
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Algo similar había sentido ya a los 16 años. Así fue que en 2010 dejó la Fuerza para ingresar al año siguiente al Seminario de Mercedes, donde se forman los futuros sacerdotes de la diócesis de Nueve de Julio.
Juan cree que sus años de policía han sido regalo de Dios como parte de su historia de salvación, según expresó en diálogo con la radio local Cadena Nueve: “La Policía me ha enseñado muchas cosas. Compromiso, responsabilidad, trabajar en la calle, estar en contacto con la gente, lo que se dice el trabajo en la calle. La Policía me ha enseñado mucho, aprecio mucho a la fuerza. Uno no es que se fue porque quedó enojado con la fuerza, al contrario, estoy agradecido. Pero Dios me llamó para una vocación especial, distinta, que me hace más pleno”.
El mismo obispo de Nueve de Julio, Ariel Torrado Mosconi, durante la ceremonia de ordenación rescató que su experiencia policial podría ser integrada en su nuevo servicio sacerdotal: “Tu entrega al servicio de los ciudadanos en tu paso por la policía, la participación en los grupos scout, tu espíritu de servicio en los años del seminario, tu espíritu fraterno con tus compañeros en el centro vocacional Cardenal Pironio y tu dedicación al Hogar de Cristo muestran unos dones, unas disposiciones y capacidades que no quedan de ninguna manera atrás en tu vida, sino que bien podrás integrarlas e incorporarlas para hacer más rico y fecundo tu servicio en muchos sentidos”.
“Parece incomprensible pero, en esencia, los dos cuidan. La función del policía es proteger al ciudadano y a la comunidad. La del sacerdote, cuidar y velar por los fieles y por los más débiles”, dijo José.
Él espera en algún momento poder trabajar en conjunto con la Policía, ahora desde su nueva misión sacerdotal: “Estuve del lado de adentro y sé lo que viven y tengo sus mismos códigos. Me gustaría acercarme con una mirada consoladora y conciliadora. Una mirada de fe y una mirada trascendental ayudaría mucho en policía”.
Si Dios quiere, cerca de fin de año el diácono José será ordenado sacerdote de la diócesis de Nueve de Julio. Esta inmensa diócesis de 57 mil kilómetros cuadrados, con un territorio más extenso que países como Suiza, Croacia, o Costa Rica, comprende 17 partidos de la provincia de Buenos Aires, todos ellos con una predominante dedicación a la actividad rural.