Muchas de las basílicas e iglesias de la Ciudad Eterna cuentan con un claustro, cuyas galerías están adornadas por verdaderas obras de arte
El claustro siempre fue un lugar de recogimiento, de meditación y contemplación para las personas consagradas.
Aunque el termino viene del latín “claudere”, que significa “cerrar”, estos se concibieron como un espacio abierto, sí, pero aislado.
En muchas películas ambientadas en siglos pasados, podemos ver cómo los religiosos y religiosas caminaban alrededor de estos claustros, meditando, orando, leyendo, o simplemente era un punto de encuentro entre ellos, preservando siempre el silencio.
También presenta la función, que en parte pertenece a los patios, de iluminar y dar aire a los entornos circundantes.
Generalmente el claustro tiene una planta cuadrada con galerías que descansan en columnas. En el centro suele haber un pozo o simplemente un bello jardín.
Muchas de las basílicas e iglesias de Roma cuentan con un claustro, donde las galerías están adornadas por verdaderas obras de arte en sus muros.
Estos son algunos de los más bellos: