Ofrece sierra, paisaje para caminar y vivir en familia. También plan espiritual para vivir estos díasEscapada ideal si se vive en cualquier lugar de la provincia de Buenos Aires, la serrana ciudad de Tandil es un atractivo turístico ideal para vivir una Semana Santa distinta. A casi 400 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, y poco más de 170 de Mar del Plata, Tandil ofrece sierra y paisaje para caminar y descansar en familia, y un excelente plan espiritual para adentrarnos en cada uno de los misterios de la Semana Santa.
Conozcámoslo:
Pernoctando en Tandil, se puede participar de las celebraciones de la Semana Santa con la histórica parroquia de Santísimo Sacramento, cuyo templo parroquial actual, del siglo XIX, es considerado Monumento Histórico Nacional. De imponente fachada, en las imágenes vistas en la primera visita uno rápidamente va entrando en tónica, con una imagen del nazareno llevando la Cruz y una de tres metros de Cristo Crucificado. Iniciando la visita a Tandil allí, además de conocer los horarios para la Semana, se puede visitar su museo de arte religioso y conocer con él un poco más de la rica historia de esta ciudad.
Llegando el miércoles o jueves santo, en coche, se puede aprovechar para recorrer la sierra por el Paseo de los Pioneros, el cerro del Libertador, el Lago del Fuerte, el monumento a Don Quijote, la piedra movediza, entre otros atractivos. Una buena opción quizá sea recorrer en vehículo buscando aparcar donde parezca interesante para hacer caminatas en familia o en soledad.
De lleno en la vivencia de las actividades propias de la Semana Santa, dos excursiones a templos algo alejados sirven como fenomenal condimento para el recorrido por las siete Iglesias. Por un lado, el monasterio trapense Nuestra Señora de los Ángeles, de Azul, donde además de visitar la Imponente Iglesia de 10 a 20, se puede rezar la liturgia de las horas con los monjes, una experiencia absolutamente inolvidable. Ubicado a 70 kilómetros de la ciudad, el camino de más de una hora bien vale la pena por sus preciosos paisajes rurales y también serranos hasta llegar a un espacio que parece de otro planeta, con la clásica arquitectura cisterciense.
Para recorrer la otra Iglesia alejada, también cisterciense, hay que hacer otros 60 kilómetros por ruta. El destino es el Monasterio de la Madre de Cristo de las Hermanas Trapenses, en Hinojo, bastante más pequeño que el masculino, con menos paisaje serrano, pero absolutamente conmovedor si puede hacer el tiempo de hablar con algunas de las religiosas que allí habitan.
La distancia, rezando el rosario o el via crucis con mate en mano, bien vale la pena ser recorrida durante el viernes santo por la mañana, arrancando bien temprano, o el propio sábado, completando las siete iglesias con las capillas de Tandil.
El infaltable de Semana Santa en Tandil es la subida al Monte Calvario, recorrido por un monte guiado por un sendero que lleva por distintas imágenes talladas para cada estación de la Pasión, y que incluye además una bellísima capilla dedicada a Santa Gemma, y una Gruta de Lourdes. La gran cruz con la que se cierra el recorrido, ofrece, además, una bellísima vista de la sierra y la ciudad. Cada viernes santo se suele rezar el via crucis cada una hora, y por la noche, se suele hacer el Via Crucis de las antorchas.
La alegría de la resurrección antes de emprender el regreso bien vale ser celebrada con un rico asado en algún típico restaurante de la ciudad, eso sí, seguido de una buena picada. No se puede visitar Tandil y no hacer una buena degustación de quesos y salames.