La “Caminata de la Fe” se ha convertido en una famosa peregrinación y tiene más 50 años Desde Ambato –ciudad del valle andino ecuatoriano situada a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar-hasta la Basílica de la Virgen del Rosario de Agua Santa en Baños. Esa es la consigna de la “Caminata de la Fe”, una famosa peregrinación en Ecuador que se presenta como antesala de la Semana Santa.
Efectivamente, el objetivo es recorrer unos 40 kilómetros para llegar hasta una basílica emblemática en una zona que se caracteriza por la presencia del volcán Tungurahua y por las aguas termales, siendo uno de los centros turísticos más importantes de Ecuador.
Pero aquí la protagonista es la Virgen del Rosario, centro de atención de miles de peregrinos dispuestos a realizar una larga travesía nocturna que ostenta una tradición de más de 50 años.
Debido a esto se ha desarrollado un fuerte operativo tanto a nivel de seguridad como de tránsito para garantizar que todo salga bien hasta la llegada al polideportivo “Iván Vallejo”, lugar donde habrá una concentración para celebrar una misa para luego salir con la Virgen y realizar una romería.
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La Virgen que acompaña al pueblo
Todos coinciden en afirmar que Nuestra Señora del Rosario de Agua Santa es la gran guía espiritual de los habitantes del cantón de Baños, un sitio que representa mucho más que un bonito lugar para disfrutar en familia de las aguas termales y bellos paisajes.
En cuanto a la catedral de Baños (basílica), para muchos un lugar de fuerte devoción y de referencia arquitectónica que comenzó a ser construida por los dominicos a finales del siglo XIX y culminada a mediados del Siglo XX.
El lugar deja entrever el estilo gótico y está hecho en base a piedra volcánica. Pero uno de los principales atractivos en su interior son los diversos murales que dan cuentas de los milagros atribuidos a la Virgen.
Según la tradición, la Virgen se ha transformado en la principal protectora de sus habitantes en cuanto a los eventos vinculados a las erupciones del Tungurahua. En ese sentido, algunas versiones dan cuenta de que hace más de 100 años desaparecieron las aguas termales debido a este volcán, pero luego de que la población se uniera en oración a la Virgen de Baños de Agua el agua volvió a brotar.
El lugar fue declarado Patrimonio Cultural de Ecuador en el año 1997. Ahora, en Semana Santa, la devoción crece con fervor y se presenta como fuerte antesala para vivir la fe de manera especial.
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