Todos los municipios tienen su propia Semana Mayor, pero las ceremonias y procesiones más solemnes se realizan en Popayán, Tunja, Pamplona y MompoxEn esta nación, con cerca de 40 millones de bautizados, sus 1.103 municipios celebran con pompa y recogimiento la Semana Santa. Aunque en algunos pueblos de departamentos como Antioquia las ceremonias y procesiones aun conservan prácticas antiguas heredadas de la época colonial, en otras poblaciones, especialmente de tierra caliente, el fervor es menor, pero no por ello dejan de conmemorar la vida, pasión y muerte de Jesús.
Los días centrales de esta celebración, como en casi todo el mundo, son el Domingo de Ramos, Jueves, Viernes y Sábado Santos y la Pascua de Resurrección. No obstante, los lunes, martes y miércoles también son utilizados por las parroquias para programar procesiones, eventos litúrgicos y conciertos de música religiosa.
De todas las celebraciones de este país —uno de los diez más católicos del mundo según el Anuario Pontificio 2018 y el Anuario de Estadísticas de la Iglesia 2016— las más destacadas por su historia, tradición, majestuosidad y religiosidad son las de Popayán, Tunja, Pamplona y Mompox.
Aleteia presenta a continuación una breve reseña de cada una de estas celebraciones y resalta algunos de sus elementos más representativos.
Popayán, Patrimonio de la Humanidad
Las extensas y concurridas procesiones nocturnas de la capital del Cauca se realizan sin interrupciones desde 1566. Las imágenes que recorren esta ciudad durante siete días son obras de insuperable calidad elaboradas por artesanos hace varios siglos.
En cada ‘paso’ —como se denominan estas representaciones llevadas a hombros por ‘cargueros’ que heredaron esta labor de sus antepasados— figuran los estilos artísticos, muy diversos, de escuelas de Italia, Francia, Quito, Popayán, Andalucía, Sevilla y Granada.
Las siete procesiones de esta ciudad ubicada en el occidente de Colombia tienen nombres que dicen mucho en pocas palabras: Domingo de Ramos, Sagrada eucaristía, Virgen de los dolores, Amo Jesús, Señor de la Veracruz, Santo entierro de Jesús y Nuestro Señor Jesucristo resucitado. Cada una de ellas tiene imágenes diferentes que, según el día, recorren casi dos kilómetros del centro histórico en donde están ubicadas varias iglesias que son auténticas joyas arquitectónicas.
Un aspecto muy llamativo es la participación de los habitantes de la ciudad que asumen diversos roles con mística y devoción. Entre las labores más importantes están el carguero, la sahumadora, el regidor, el moquero, el pichón, los caballeros del santo sepulcro, los portaestandartes, los cantores y los alumbrantes.
En 2009 la Unesco incluyó estas procesiones en el listado del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Tunja, otra antigua tradición
La capital de Boyacá debe su Semana Santa a Juan de Castellanos, un sacerdote sevillano que escribió una de las crónicas más valiosas de la conquista española en América: Elegías de varones ilustres de Indias.
Esta celebración solemne, estrictamente organizada y sin interrupciones, data de mediados del siglo XVI. Desde entonces ha sido notable la participación de la Sociedad de Nazarenos de Tunja, una entidad integrada solo por hombres de la región que, a la manera de las hermandades de Sevilla, España, se encarga de la organización de las procesiones, el cuidado de las imágenes y la decoración de los ‘pasos’. Son 350 nazarenos asociados en 25 grupos que trabajan todo el año para que su celebración sea cada vez mejor.
En esta céntrica ciudad de la región Andina, varias escuelas artísticas están presentes en las figuras de Cristo, María y los apóstoles, pero la mayoría de ellas provienen de Quito y España. Los nombres de los ‘pasos’, en gran medida, se han conservado desde los tiempos del padre Castellanos. Se destacan el de la Oración en el huerto, el Cristo atado a la columna, La Verónica, La Magdalena, La sentencia, Jesús consuela a las mujeres, Señor del despojo, Señor de la humildad, San Judas Tadeo y Las santas mujeres.
La Ley 1767 de 2015, expedida por el Congreso de la República, reconoció a la Semana Santa de Tunja como patrimonio inmaterial de los colombianos.
Pamplona, una rica herencia hispánica
Cerca a la frontera con Venezuela está una ciudad cuyo nombre es un homenaje a la capital de la provincia de Navarra, España: Nueva Pamplona del Valle del Espíritu Santo. Desde su fundación en 1549, Pamplona fue paso obligado entre Caracas y Bogotá y centro estratégico para las expediciones que erigieron pueblos en Colombia y Venezuela y evangelizaron a los indígenas.
Pamplona, en Norte de Santander, celebra con gran fe su Semana Santa que además de las tradicionales procesiones tiene en su programación eventos para niños, conferencias y un Festival Internacional de Música Sacra.
Además de la arquidiócesis de Nueva Pamplona, gran parte de la vigencia de su memoria religiosa reside en las hermandades y cofradías, organizaciones integradas desde la Colonia por laicos que velan por el cuidado de la celebración.
Otro atractivo son sus iglesias, capillas y conventos. Entre las más concurridas están la ermita de Nuestra Señora de las Nieves —primer lugar de culto—, la catedral de Santa Clara, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y el templo de san Francisco. En el santuario del Humilladero, construcción de estilo colonial, se conserva una impresionante talla de madera de Cristo con Dimas y Gestas, los dos ladrones que acompañaron a Jesús en su agonía.
Según una ley de 2013 expedida por el Congreso de la República, la Semana Santa de Pamplona es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
Mompox, tierra de Dios
Esta isla enclavada en el río Magdalena tiene una de las mas hermosas y coloridas celebraciones de Semana Santa en Colombia, una tradición que a mediados del siglo XVI implantaron jesuitas, dominicos, agustinos, francicanos y hermanos de San Juan de Dios, las cinco órdenes religiosas que llegaron a esta ciudad influenciada por la arquitectura andaluza y en la que se destacan seis iglesias.
Sus calles empedradas, los amplios caserones, los inmensos ventanales de hierro forjado, los monasterios, conventos y sus seis iglesias son el marco ideal para la única Semana Santa en el mundo que comienza tres días antes del Domingo de Ramos y concluye el lunes de pascua.
Uno de los eventos más atractivos es el ‘Paso Robao’, una procesión que se desarrolla entre el jueves y viernes anteriores al Domingo de Ramos y con la cual se evoca una agria disputa entre sacerdotes franciscanos y agustinos. Además de este desfile que no hace parte del calendario litúrgico, hay una docena de procesiones, todas con distintos orígenes y significados. Una de ellas es la de los ’14 pasos”, un recorrido que empieza a las 6:00 de la tarde del Jueves Santo y termina en la madrugada del Viernes Santo.
Otra celebración significativa es la serenata nocturna ofrecida el Miércoles Santo en el Cementerio Municipal a los difuntos, en especial, a los nazarenos y músicos que en distintas épocas participaron en las procesiones. Ese día los momposinos también visitan el camposanto para llevar velas y flores a sus parientes. La iluminación nocturna le da un toque reverencial al lugar.
En 1.995 la Unesco reconoció a Mompox como Patrimonio de la Humanidad.