El alud sorprendió en la madrugada del domingo de Resurrección a los habitantes de una zona rural de la población de Rosas. Las víctimas eran agricultores que vivían en una zona de alto riesgo
En Colombia, siempre que hay un desastre ambiental, se utiliza una frase de cajón tomada, probablemente, de una de las novelas de Gabriel García Márquez: “Era una tragedia anunciada”. Así lo señalan algunos de los medios de comunicación que en las últimas horas confirmaron la muerte de 32 personas. Las víctimas pertenecían a familias que vivían de cultivar café, plátano y yuca.
Roberto Rojas, uno de los vecinos de la vereda de Portachelo, el sitio de la tragedia, lo comentó a periodistas del diario colombiano El País: “Esto ya lo habíamos denunciado y hace más o menos un mes vino un personal de Gestión del Riesgo, se pidió el desalojo de la zona y no fue efectuado, nadie se fue”. Oliverio Mosquera, otro habitante del lugar, lo ratificó al mismo medio: “En la montaña había filtraciones de agua, la gente no paró mucha atención y desgraciadamente esto pasó a las 3:00 de la mañana, cuando todo el mundo estaba durmiendo y nadie pudo evacuar”.
Jesús Eduardo Díaz, alcalde de Rosas, población ubicada en el centro del departamento del Cauca, al occidente de Colombia, también dijo a los periodistas que desde hacía varios meses él había advertido al Gobierno Nacional y a los habitantes de Portachelo sobre “los enormes riesgos generados por estos derrumbes en épocas de lluvias torrenciales, como las que se precipitan en esta época del año”. Según se deduce de las palabras de los habitantes de Portachelo, esta calamidad estaba más que anunciada.
Por su parte, la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres —UNGRD— organismo del Gobierno especializado en la atención de este tipo de emergencias confirmó que la tragedia se originó por “El movimiento en masa generado por las lluvias que se registraron en la madrugada”. La entidad también informó que el derrumbe afectó a ocho viviendas y bloqueó un sector de la congestionada vía Panamericana que comunica al Cauca con Nariño, en la zona fronteriza con Ecuador.
En las labores de recuperación de los cadáveres y búsqueda de los desaparecidos trabajan brigadas especializadas del Ejército, la Polícía, la Cruz Roja, la Defensa Civil, bomberos de cinco municipios y funcionarios del departamento del Cauca. Según fuentes de los organismos de socorro, hasta la media noche del domingo de Pascua se habían rescatado los cuerpos de 14 víctimas, entre ellas, tres menores de edad. Los desaparecidos podrían estar atrapados entre toneladas de lodo, tierra y piedras.
Al llegar a Rosas, el presidente Iván Duque Márquez instruyó a los rescatistas para que adelanten sus tareas “con todo el cuidad porque pueden estar allí los cuerpos de quienes han perdido sus vidas y, obviamente, queremos facilitar que esas personas puedan ser identificadas por sus seres queridos”.
Duque Márquez expresó palabras de solidaridad y aliento para los familiares de los muertos y los habitantes de la población: “Nos duele y acongoja la tragedia que han vivido. Estamos acompañando a las familias afectadas, a quienes han perdido su residencia y, por supuesto, acompañando a aquellos que han perdido sus seres queridos. Dios me los bendiga, estos son momentos difíciles, pero aquí estamos unidos como país con ustedes, de todo corazón”.
Otra emergencia
En el vecino departamento de Nariño los fuertes aguaceros y el desbordamiento de varios ríos ocasionaron graves daños y pérdidas considerables en cuatro municipios.
En uno solo de estos pueblos, Barbacoas, —en el litoral Pacífico— seis ríos se desbordaron y destruyeron viviendas, carreteras y cultivos. Según reportes oficiales los damnificados son cerca de 8.000 habitantes de la zona rural y el área urbana, casi todos de origen afrocolombiano o indígenas de diferentes etnias. Se trata de familias muy pobres que derivan su sustento modestos trabajos de minería, pesca artesanal y agricultura a menor escala.
El Gobierno también informó que en Tumaco, Magüí Payán —también en el Pacífico— y en Sandoná —en la zona Andina— las inundaciones causaron daños considerables a 135 familias. En ninguno de estos lugares se reportaron víctimas fatales o heridos de consideración.
Las autoridades ambientales y los organismos de socorro alertaron a todas las poblaciones en riesgo de inundaciones, desbordamientos de ríos y quebradas y las ubicadas en zonas de alto riesgo de deslizamientos y pidieron a las autoridades que pongan en marcha sus dispositivos de emergencia para evitar tragedias como la de Rosas.
Estas advertencias, tan anunciadas cada vez que se aproximan las temporadas invernales, son tan recurrentes en Colombia como las crónicas sobre las muertes anunciadas por la naturaleza, pero sobre todo por la imprevisión.
Artículo actualizado 27 de abril