Una simple visita al lugar de trabajo de su madre animó a una joven a crear una organización benéfica para ancianos en situación de vulnerabilidadEs frecuente que llevemos a los hijos al trabajo para mostrarles un poco a qué nos dedicamos o porque, tal vez, no hemos podido encontrar ningún adulto que cuide de ellos mientras trabajamos… Sin embargo, cuando la madre de Ruby Chitsey, una chica de 11 años, llevaba a su hija a la residencia de ancianos donde trabaja en Arkansas (EE.UU.), no esperaba que aquello diera tan buenos frutos.
Su hija no solo experimentó de primera mano lo que significa cuidar de nuestros mayores, sino que aprendió uno de los valores más importantes de la vida: la compasión.
En una de esas visitas al centro de ancianos, Ruby, armada de un bolígrafo y un bloc de notas, se dedicó a entrevistar a los residentes sobre sus intereses y deseos.
Por propia iniciativa, la joven fue de cama en cama anotando tres deseos de cada uno de los residentes. Para su sorpresa, los deseos no eran precisamente lo que esperaba.
Nadie pidió un Ferrari o una tele de plasma, sino cosas sencillas de la vida, como una lata de refresco o una buena salchicha vienesa.
Motivada por las respuestas que recibió, Ruby creó una organización benéfica llamada “Tres Deseos para los Residentes de Ruby” y empezó a conceder deseos a los residentes.
En el vídeo, publicado por la cadena CBS, verás el semblante de placer en las caras de todos esos ancianos cuando reciben sus deseos, aunque quizás su mayor deleite viniera del interés que esa joven ponía en ellos, demostrándoles con su amor lo importantes que son.
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