Un reciente estudio americano asegura que dar afecto a los niños desde su nacimiento tiene un impacto directo sobre el desarrollo de su cerebro
Estas son las conclusiones de un equipo de neuropsiquiatras del Nationwide Children’s Hospital de Ohio (EE.UU.): los niños acariciados por sus padres tienen reacciones cerebrales claramente más vivas e intensas. Según los investigadores, que observaron a 125 lactantes, de los que algunos eran prematuros, para evaluar el impacto del contacto físico en los recién nacidos, hacer sentir el propio calor corporal a un bebé… acunarlo, besarlo o mimarlo a placer aumentaría las posibilidades de hacerlo “más inteligente” y “más sociable”.
Y de hecho, estas facultades deben desarrollarse desde los primeros tres meses del niño. En este arco temporal, si los lactantes reciben 20 minutos suplementarios de contacto afectivo al día los resultados parecen ser espectaculares, en el desarrollo cerebral. Concretamente, el contacto afectivo estimularía la producción de las hormonas del bienestar y del crecimiento. ¿Un coctel ideal para volverles “inteligentes”?
Los mimos hacen crecer
En su libro Les nourritures affectives [La nutrición afectiva, N.d.T.], publicado en 1993, el célebre neuropsiquiatra Boris Cyrulnik insistía ya en el poder del afecto en el proceso de desarrollo del niño.
Para él “la afectividad – demasiado a menudo considerada un valor obsoleto – afecta al ser humano. Sin ella, el pequeño no mantendrá sus promesas genéticas“. Y al contrario, según él, la negligencia afectiva causa impedimentos y puede dañar el cerebro.
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Los mimos favorecen el desarrollo cerebral del bebé
En el caso de los niños aislados, de los que nadie se ocupa o se limita a hacerlo de manera mecánica, el cerebro está menos estimulado. Se constata entonces la disminución de ciertas funciones cerebrales.
Al contrario, si se le mima, si se juega con el y si se le habla con afecto sonriéndole, el niño aprende a anticipar. Su cerebro reacciona, la circulación de la energía aumenta. “Es como una computadora, o un músculo que se entrena”, explicaba Boris Cyrulnik durante una conferencia en Quimper el pasado noviembre.
Sedientos de amor
El neuropsiquiatra va más allá cuando subraya que la falta de atención y de amor reduce más tarde las capacidades de aprender y de comprender. En resumen, dejemos de lado los celulares y mimemos cuidadosamente a nuestros niños.