Los hechos ocurrieron en el Seminario Menor de Ciudad Real
El obispado de Ciudad Real anunció en un comunicado oficial la dimisión del estado clerical de D. Pedro Jiménez Arias y explicó todo lo ocurrido desde el año 2016 cuando “el rector del Seminario Diocesano tuvo conocimiento de una serie de hechos protagonizados por el sacerdote D. Pedro Jiménez Arias con alumnos del Seminario Menor”.
Según explican, se inició una investigación canónica y “se puso en conocimiento de la Fiscalía de la Audiencia Provincial, por una parte, y de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de Roma, por otra”. Se realizaron entonces todos los protocolos correspondientes al proceso eclesiástico administrativo penal”: “Este proceso comenzó con el decreto de nombramiento de un sacerdote, delegado del Obispo, y de un equipo de asesores del Obispo. Los hechos que se le imputaban se pusieron en conocimiento del sacerdote, así como las pruebas aportadas en la investigación previa”.
“Realizadas todas las investigaciones necesarias, recogidos todos los datos y la información que resultó de los hechos analizados y de las circunstancias en las que se produjeron, así como las alegaciones de la defensa del acusado, se redactó un informe que, junto al Decreto Episcopal con la pena canónica le impuso (reclusión en un monasterio durante cinco años con asistencia espiritual y psicológica) se envió a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que diera su conformidad, si era o no justa de acuerdo con la gravedad de los hechos examinados”, explican.
El sacerdote se negó a cumplir la sentencia y la Congregación para la Doctrina de la Fe, “ante la negativa a cumplir la pena impuesta, le fue dando plazos repetidamente. El sacerdote los rechazó uno tras otro. No comenzó nunca el cumplimiento de la pena”.
Por todo ello, la Congregación para la Doctrina de la FE considera la “in-idoneidad del mencionado sacerdote para ejercer el ministerio recibido, el grave daño producido a la Iglesia y a la dignidad del sacerdocio” y propusieron al Papa la firma de la dimisión del estado clerical. El Papa firmó el decreto que le expulsa del sacerdocio.
El obispado de Ciudad Real expresó que “la comunidad diocesana de Ciudad Real, su obispo y pastor, están unidos a todas las víctimas y al sufrimiento de los más débiles, sobre todo en lo que se refiere a la protección de menores y de adultos vulnerables”.
El proceso eclesiástico se realiza separada e independientemente de la jurisdicción de Justicia del Estado y no tiene que coincidir en las apreciaciones, ni en las valoraciones de los hechos, ni en el tiempo de realización, ni en la pena que se le pueda imponer al sacerdote. Aún queda la cuestión jurídica en la cual el obispado ha ofrecido toda la información pertinente.