Guadalupe Ortiz de Landázuri es la primera fiel laica del Opus Dei beatificada por la Iglesia católica.
Antes que ella, de la prelatura fue canonizado el fundador, san Josemaría, y beatificado su sucesor, Álvaro del Portillo, ambos sacerdotes.
La ceremonia de su beatificación, en Madrid, tuvo lugar el 18 de mayo de 2019, presidida por el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, monseñor Giovanni Angelo Becciu.
En las redes sociales, puede seguirse la información con el hashtag #beGOL y hay dos biografías, "En vanguardia. Guadalupe Ortiz de Landázuri (1916-1975)" de Mercedes Montero y "La libertad de amar. Guadalupe Ortiz de Landázuri" de Cristina Abad.
Nacida en Madrid (España) en 1916, se licenció en Ciencias Químicas. Y cuando ya comenzaba su actividad profesional decidió entregar su vida a Dios viviendo el espíritu del Opus Dei.
Su vida es la de una cristiana "normal", de la calle, emprendedora, que trabaja, que viaja y que lucha por agradar a Dios en todas las situaciones que la vida plantea: su profesión, la atención a su familia, el impulso apostólico del Opus Dei, la formación de muchas mujeres...
Sin saberlo fue una pionera del avance de la mujer en la sociedad de mediados del siglo XX.
Fue una de las tres primeras mujeres que en 1950 comenzaron el Opus Dei en México, donde dejó una profunda huella.
Por problemas de salud (concretamente a causa de una patología cardíaca que le acabaría produciendo la muerte en 1975) tuvo que regresar a Europa (Italia y de nuevo España).
Ahí seguiría trabajando como docente, con espíritu investigador, disponibilidad y a la vez un gran sentido práctico de la entrega.
Todo eso bañado en alegría: una expresión con la que remataba muchas veces sus comentarios era "...y tan contenta".
Llevando una vida plagada de incertidumbres que ella asumía como retos apasionantes, fue creciendo en vida interior y sus deseos de santidad fueron tomando forma en multitud de detalles que han relatado las personas que la conocieron.
Todo eso hace de ella un modelo que la Iglesia presenta ahora a los laicos para llegar al cielo. Una iniciativa en la que el papa Francisco está empeñado especialmente para transformar el mundo animando a los católicos a que vean que es posible ser santos. H
Hoy es intermediaria como beata, para lo cual se aprobó un milagro.
Guadalupe Ortiz de Landázuri no escribió ningún libro de espiritualidad, pero algunos textos de sus cartas así como el testimonio de otras personas nos permiten esbozar trazos de su personalidad que la han llevado a los altares.
Su vocación al Opus Dei
El Padre: se refiere al fundador del Opus Dei, san Josemaría, que en aquel momento tenía 42 años.
Confianza en Dios
12.XII.1945
"Padre: hoy es mi santo. Soy muy feliz y estoy muy contenta. D. Álvaro me pregunta siempre si de verdad estoy contenta y lo estoy más que nunca en mi vida. Aunque veo que todo lo hago con muchos defectos (vanidad y amor propio, sobre todo) noto tanto que me ayuda el Señor que estoy segura de que si Él se empeña llegaré a agradarle de verdad".
...Y tan contenta
19.I.1947
"Me esfuerzo en la oración y en el orden en todo (...), y cuando hago el examen por la noche y veo tantos fallos (normas, presencia de Dios, momentos de genio o de vanidad) me humillo mucho y tan contenta (...)".
Normas: se refiere al conjunto de prácticas del plan de vida espiritual que viven los fieles del Opus Dei.
Esta expresión, "y tan contenta", la empleó de forma práctica siempre. Mostraba con ella su alegría y su confianza en Dios.
Sencillez
28.IX.1952, desde México.
"Te escribo medio 'postrada en cama porque hoy me levanté por primera vez de la picadura de un bicho que, si me descuido, RIP, pero esta vez ya pasó, gracias a las penicilinas... y a lo fuerte que soy, gracias a Dios". Más tarde, en 1954, sufrió la picadura de un alacrán y aquella situación la llevó a escribir en una anotación: "No tengo miedo a la muerte".
Fortaleza
Del testimonio de Hortensia Chávez, que la conoció en México: " (Un día) ella subía unas escaleras y yo estaba arriba pero no me veía. Se notaba que subía fatigada, tal vez porque ya el corazón le empezaba a fallar por la altura, pues eran los últimos meses de su estancia en México, y, según subía iba diciendo: 'Dios mío, no puedo más, no puedo más'. Y al acercarse arriba y verme, soltó una carcajada y me dijo '¿te he asustado?. Y siguió como si nada. Esto, a mi modo de ver, es la gran fortaleza que ella tenía ante cualquier dificultad".
Deseos de santidad
12.XII.1955
"Para todo esto, que Dios quiere que se vaya haciendo (...) sólo hace falta santidad personal; yo quiero tenerla, pero comprendo que me falta mucho. Cumplo las normas, tengo voluntad de servir, me trago mi genio (que lo tengo fuerte), estoy siempre contenta, pero de eso a ser alma contemplativa y santa, falta mucho todavía."
Ocurrente
12.XII.1955
"Padre, ya llevo muchos años haciendo cabeza, ¿no sería bueno empezar a hacer pies? Pero ya sabe que aquí, o donde me ponga, estaré contenta sirviendo a Dios en la Obra".
Empatía
María Ángeles Canel dejó escrito este testimonio. Recién operada del corazón, "subí a verla y estaba llena de sondas y tubos, con los brazos abiertos, como en cruz. Me sonrió, pero se dio cuenta de que yo me quedé algo impresionada al verla. Le pregunté, por decir algo: ¿qué quieres que te traiga mañana? Y, riéndose, como para quitarme la primera impresión, me contestó: 'Tráeme chocolate con churros'. No lo olvidé en toda mi vida".
Valentía y filiación divina
7.II.1960
"Yo, como siempre, llena de ilusión en lo que hago ahora y en lo que en cada momento dispongan de mí. Ya sabe, Padre, que humanamente soy un topo, pero con la ayuda de Dios y de la Obra, nada me asusta".
Amor a México
"Ese México lindo, inolvidable, al que quiero con toda mi alma (...) No se me olvida lo sabroso de los antojitos". Seguramente no olvidaba que, en los comienzos de la labor apostólica en esas tierras, ganó un concurso porque tomó 16 chiles, más que ninguna otra persona. Su mexicanidad desde aquel día estaba a prueba de bomba. En 1960, estando de vuelta en España, en su santo no faltaron los frijoles, aguacates y mariachis.
Visión sobrenatural y apostólica
12.II. 1962
"Esto es lo único que ocupa mi cabeza y mi corazón; cosas pequeñas y concretas de estos encargos que, al llevarlas a la oración, se agrandan pensando que estas mismas cosas ocurren ya en todos los países."