Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995, aún sigue despertando curiosidad y quizá también por eso sus emblemáticas figuras podrían desaparecer
Esta remota isla volcánica es uno de los mayores atractivos de Chile, principalmente, por sus enigmáticas Moai, unas figuras de piedra que pueden llegar a pesar hasta 80 toneladas y medir hasta 10 metros.
Aunque su significado no está totalmente validado, hoy en día se acepta la idea de que los Moai fueron tallados como representaciones de antepasados difuntos.
La mayoría fueron labrados en toba del cono volcánico Rano Raraku, donde quedan más de 400 en diferentes fases de construcción. Ahora bien, ¿cómo fueron trasladados a lo largo de toda la isla y, sobre todo, ¿para qué?
Una primera teoría señala que se hizo con rodillos de madera, pero hay otra del ingeniero checo Pavel Pavel que sugiere que fue balanceando su peso erguido de lado a lado y haciéndolos “caminar”.
En cualquiera de los dos casos, movilizar estas figuras implicaba un gran esfuerzo, así que había que haber una razón importante.
Según estudios recientes de un grupo de científicos de distintas universidades de Europa y Estados Unidos, los Moai fueron colocados en las cercanías de las comunidades para identificar los lugares donde se encontraba agua potable, un recurso difícil de hallar en la isla del Pacífico.
Los investigadores descubrieron que se trata de un patrón consistente y que, incluso, los diferentes tamaños de al menos los 90 Moai que estudiaron corresponden a la cantidad de agua que había debajo de ellos. Así que no sólo eran espiritualmente significantes, sino también herramientas de supervivencia.
Igualmente, en la misma investigación que fue publicada por la revista PLOS One, se señala que todas las estatuas miran hacia dentro de la isla porque están orientadas hacia donde se encontraba la comunidad. No obstante, seguirán haciendo más estudios.
Ya no tendrá nombre 100% católico
El pasado 7 de mayo, el senado chileno despachó a ley la reforma constitucional que cambia el nombre a la Isla de Pascua por “Rapa Nui-Isla de Pascua”.
Desde 1888, cuando se aprobó que fuera administrada por Chile, se le denominó Isla de Pascua porque cuando fue descubierta el 5 de abril de 1722 por el holandés Jakob Roggeveen, él no sabía dónde se encontraba y la fecha coincidía con la Pascua de Resurrección, así que decidió llamarla así.
Sin embargo, Rapa Nui es el nombre original, el que utilizaban los nativos polinesios, así que con esta reforma se quiere rescatar la tradición histórica y cultural del lugar.
Aunque algunos diputados querían que se llamara únicamente Rapa Nui, otros sugirieron la combinación de nombres porque ya el nombre de Isla de Pascua (o Easter Island en inglés) está muy posicionado en el turismo mundial.
En peligro
Otra resolución que se tomó este año fue limitar la cantidad de turistas que visitan anualmente la Isla de Pascua. El ecosistema se ha visto afectado gravemente y las comunidades que viven allí también han señalado que muchos de los visitantes no respetan el significado que tiene para ellos los Moai. Unos tratan de montarse encima de las figuras, otros traspasan las zonas de seguridad y algunos hasta hacen como si le estuvieran metiendo el dedo en la nariz a las enormes cabezas sólo “para una selfie creativa”, comprometiendo no sólo la infraestructura, sino también ofendiendo la creencia de que son representaciones de los ancestros nativos.
Estos nuevos hallazgos y leyes buscan seguir preservando este patrimonio de la humanidad que, aunque esté en una locación remota al sur del planeta, 800 años después tiene igual o más visitantes que las pirámides de Egipto. Pero definitivamente el mayor compromiso está en nosotros, en respetar éste y todos los sitios y monumentos que son parte de nuestra historia.
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