La película no enseña cómo luchar contra el mal, sino que una vez caído aún hay esperanza: es una película sobre la ayuda a ser levantado
Desde que “Sin perdón” se atrevió a mostrar un western decadente, se inició al mismo tiempo algo que hasta entonces solo se había dejado intuir. El western hasta ese momento, como género fílmico, había sido una épica donde en el último acto el bien triunfaba sobre el mal pese a que algunas veces el héroe muriese en el intento.
Pero esa victoria, pírrica y valiente, se debía al esfuerzo propio, a una fe inicial y unos personajes que creían desde el principio en la justicia, en que el bien triunfaría sobre el mal. Eastwood habló de otra cosa: hablaba de una transformación en ese camino.
Sin embargo, lo que Eastwood empezó (que el western tenía una segunda capa más humana y más relevante que una lucha épica del bien contra el mal), ha evolucionado y crecido y ha dado lugar a una nueva idea: El western anunciaba, presagiaba, dejaba intuir un deseo de salvación y por tanto, como consecuencia, una cierta redención.
Si hay mal, hay bien con el que luchar, si hay lucha hay violencia y decadencia, pero si hay decadencia y caída, ¿Por qué no un deseo de salvación que ya no viene de los méritos y las virtudes propias sino desde lo inimaginable y lo ajeno? Y eso es “Los Hermanos Sister”: Cine del bueno, destellos de buen oficio, grandes interpretaciones , ideas dignas y guión inteligente donde lo humano se revela humano.
Los Hermanos Sister va a enseñar una idea: Al final, el único verdadero lugar de la redención es el familiar. Las grandes revoluciones políticas pueden cambiar las estructuras sociales, pero se equivocaba Marx al creer que lo cambian todo, porque no cambian el corazón del ser humano, o no del todo. El final de los hermanos Sister es precisamente eso: solo con un hermano el corazón es capaz de volver a la inocencia y a la honestidad. Incluso aquella vida desalojada de toda salvación es capaz de ser rescatada bajo el seno de la familia.
La historia es simple: dos hermanos pistoleros y muy distintos de temperamento, unidos también por un drama familiar de infancia, serán enviados por su jefe (El Comodoro) para que torturen, saquen información y maten a Hermann Warm, un químico con una fórmula que puede producir mucho dinero. A Herman Warm se le unirá Morris (un medio desertor del Comodoro). La historia así dicha es sencilla, pero el camino de los 4 hombres es apasionante, su encuentro y su paulatino proceso de cambio.
Hay tres actuaciones sobresalientes (de las que se quedan en el paladar tras el visionado). Una es la de Charlie Sister (Joaquin Phoenix). Viendo la actuación de Joaquín Phoenix, soberbia y magnífica, uno no sabe si los papeles de almas atormentadas le vienen que ni pintado o si más bien no es el propio Joaquín Phoenix el que imprime en ese tipo de personajes algo que incluso va más allá del guión. En cualquier caso de Joaquín Phoenix es un actor que alcanza momentos óptimos en cualquier personaje atormentado mostrando una sutileza que solo los grandes actores son capaces de sacar.
El hermano mayor, Eli Sister, es interpretado por John Reilly. Es difícil hacer que las cosas parezcan sencillas y complejas a la vez, y hacer eso creíble al mismo tiempo. Si con la actuación de Phoenix vamos a disfrutar, la de Reilly es memorable: hacer un personaje bondadoso y frío a la vez, complejo y simplón, bueno y violento… y todo ello con un haz de verosimilitud increíble. Posiblemente él sea el verdadero motor de la película.
Digna también la de Jake Gyllenhaal (Morris), que es un actor venido a más en la última década, y ya en menor medida Riz Ahmed (Warm, el químico) .
La película no es para menores pero sí para jóvenes que están empezando a vivir un mundo difícil que ya les está enseñando las fauces. La película no enseña cómo luchar contra el mal, sino que una vez caído aún hay esperanza: es una película sobre la ayuda a ser levantado.
Como decía el filósofo Rafael Alvira, el único verdadero lugar al que de verdad se sabe y se puede volver es el hogar, y el hogar es la transposición de quienes nos aman. Es la familia la que de verdad permite acogernos con todo lo que llevamos a cuestas, la que sabe esperar el tiempo justo desde la distancia justa.
La escena inicial es memorable. Es la síntesis de la película y del corazón de sus personajes. Los hermanos Sister, asesinos a sueldo, acribillan a varios por un encargo. Su frialdad es digna de reseñar. Pero la misma seriedad con la que asesinan es acompañada por una sensibilidad por salvar los caballos de un granero que en el tiroteo se ha prendido en fuego. El símbolo del caballo enfermo, cansado y herido estará presente en toda la cinta.
“Es este mundo es una abominación”, dice Warm en un momento. Y así es. Warm y Morris quieren crear una sociedad justa. Pero el corazón se cambia (y de eso también se habla en la película) desde un rostro mirando a otro con honestidad y amabilidad.
Dentro de la más terrible tiniebla y oscuridad, los dos hermanos cuidan el uno del otro. Tienen gestos pequeños y, al mismo tiempo, constantes. Detalles que muestran que incluso en el corazón más siniestro aún hay algo o alguien que nos importa. Será eso lo que salvará a los hermanos de sí mismos, de su brutalidad y de la injusticia.
El toque francés en género típicamente estadounidense se nota. También se nota la implicación del director, Audiard, en el guión: le ha dado redondez. Desplat, uno de los grandes compositores brilla poco en esta película. Nota curiosa: mayormente ha sido rodada en España. Y sí, hay tiros y duelos, salones y persecuciones: ¡es un western!
Ficha Técnica
Título original: The Sisters Brothers (Les Frères Sisters)
Duración:121 min.
País: Francia
Dirección: Jacques Audiard
Guion: Jacques Audiard, Thomas Bidegain (Novela: Patrick Dewitt)
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Benoît Debie
Actores: Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal, Riz Ahmed.