Junto con la Cruz verdadera y la Corona de espinas, la Esponja sagrada es una reliquia conocida como “Instrumento de la Pasión”Hay muchas reliquias que han sobrevivido a los 2,000 años desde el momento de la victoria final de Cristo. Conocidos como el Arma Christi (“Armas de Cristo”), o los Instrumentos de la Pasión, estos elementos importantes incluyen la Verdadera Cruz, la Corona de Espinas, los clavos, la Lanza Sagrada e incluso la Esponja Sagrada.
Hay pocas fuentes que han rastreado la historia y los movimientos de la Santa Esponja, pero Shawn Norris, de Rome Across Europe, un sitio que se enfoca en todas las cosas relacionadas con la conquista del continente europeo por parte del Imperio Romano, ha hecho el excelente trabajo de recopilar la información disponible en un solo lugar.
La esponja sagrada se empapó en vino amargo, muy probablemente un vino barato o vinagre conocido como posca, que era consumido por las clases inferiores de soldados y esclavos y que fue llevado a los labios de Cristo justo antes de que él encomendara su espíritu al Padre. La Santa Esponja se menciona en Mateo 27, 48, Marcos 15, 36 y Juan 19, 29.
Poco se sabe del paradero de la Santa Esponja durante los 300 años posteriores a la crucifixión. Cuando Elena de Constantinopla visitó Jerusalén, entre 325 y 330, descubrió el lugar donde crucificaron a Jesús en Gólgota. Mientras Elena practicaba la arqueología antigua, se dice que su doncella descubrió la Esponja Santa.
La Santa Esponja fue llevada a Jerusalén, donde fue venerada, y después fue llevada a Constantinopla para salvaguardarla, después de que los persas conquistaran Jerusalén, a principios del siglo VII. En algún momento durante este período, la Santa Esponja regresó a Jerusalén, porque Beda el Venerable (672-735) afirmó que la vio en una jarra de plata en la Ciudad Santa.
El primer escrito sobre la Santa Esponja se encuentra en los escritos de San Sofronio, alrededor del año 600. El objeto identificado como la Santa Esponja fue llevado a Palestina, y fue venerado en la Sala Superior de la Basílica Constantiniana, donde San Sofronio la observó y luego escribió:
“…y me regocijo al entrar
al santuario espléndido,
el lugar donde la noble emperatriz Elena
encontró la madera divina;
y sube mi corazón
y se llena de un santo temor,
ver la caña, la esponja
y la lanza de Cristo.
Y después puedo vislumbrar abajo
la fresca belleza de la Basílica
donde coros de monjes
cantan canciones nocturnas con devoción”.
La reliquia fue finalmente comprada por Luis IX de Francia, quien la trajo de vuelta a Francia y la albergó en la Sainte-Chapelle de París. Allí se colocó junto a la Corona de Espinas y fragmentos de la Cruz Verdadera, hasta que durante la Revolución Francesa fueron saqueadas. Los sagrados objetos se perdieron durante muchos años, pero luego volvieron a ser hallados en Francia y se alojaron en la Catedral de Notre-Dame.
Hoy en día hay fragmentos de la Santa Esponja en varias iglesias romanas: en la Basílica de San Juan de Letrán (teñida de sangre), en la Basílica de Santa María la Mayor, en Santa María en Trastevere y en Santa María en Campitelli.
Cabe señalar que hay una teoría alternativa, que afirma que Nicetas fue responsable de llevar la Esponja Sagrada y la Lanza Santa a Constantinopla después de sacar las reliquias de Palestina. Es muy posible que nunca sepamos el alcance total de los viajes de la Santa Esponja durante los últimos dos milenios.