La opinión de la aerolínea: Que decidan los tribunales, no las empresas
Hace pocos días publicamos en Aleteia la inserción pagada en el diario New York Times en la que presidentes y CEO’s de diferentes empresas estadounidenses se unían a las compañías cinematográficas para amenazar con un boicot al Estado de Georgia por su nueva ley que protege a los bebés de ser abortados.
Los magnates de la industria decían en ese desplegado que esa proyecto de ley –firmado en mayo por el gobernador republicano, Brian Kemp, y que entrará en vigor el 1 de enero de 2020, prohibiendo la mayoría de los abortos en Georgia después de que se detecte un latido fetal—era una ley, simplemente “mala para los negocios”.
Que decidan los tribunales, no las empresas
Y junto con Hollywood y empresas de producción de cine y televisión como Netflix y Disney, amenazaron a Georgia con retirar sus intereses de esta demarcación hasta que no se de un vuelco y se vuelva a permitir el aborto sin las restricciones del latido fetal (aproximadamente la sexta semana de embarazo).
Por lo pronto la aerolínea Delta ha dicho que “se mantendrá al margen de la política del aborto” y que no piensa boicotear al Estado de Georgia como otras compañías lo estarían haciendo próximamente. Y el anuncio tiene su importancia.
Primero, porque en el aeropuerto de Atlanta (Georgia) se encuentra la base de Delta que fue calificada como una de las tres mejores aerolíneas de Estados Unidos en 2018, según The Points Guy. Además, es la aerolínea estadounidense más grande en vuelos transatlánticos, llegando a más destinos en Europa y Asia que ninguna otra aerolínea.
También es el segundo operador más grande de los Estados Unidos en América Latina luego de American Airlines…. Transporta, anualmente a 200 millones de seres humanos y tiene una planta de 80.000 empleados.
Y el CEO de Delta, Ed Bastian, señaló, refiriéndose a la ley “latido del corazón” aprobada por la legislatura de Georgia y firmada por el gobernador Kemp: “Esto es algo que los tribunales deben resolver, no las corporaciones estadounidenses”.
Bastian dijo que no se puede interponer los intereses de un grupo (los pro-vida) a otro grupo (los pro-aborto), y menos cuando se trata de una respuesta “emocional, casi religiosa”. Por ello, Delta –uno de los principales empleadores en Georgia, no va a entrar al debate. Ni al boicot.
Inmiscuidos en el debate político
El sitio conservador Red State elogió a Delta por mantenerse fuera de la política. “Este es el enfoque correcto”, respondió el sitio. “La gente de todo el país se está hartando de que las corporaciones se inserten innecesariamente en los debates políticos. Más aún, las personas se están enfermando y cansando de las organizaciones de bullying progresivo como Human Rights Campaign y la ACLU (la Unión Estadounidense de Derechos Civiles) que arrastran a estas empresas a estos debates”.
En mayo, el CEO de Disney, Robert Iger, dijo a Reuters que probablemente dejarán de filmar en Georgia si entra en vigor la prohibición del aborto. Docenas de celebridades, incluido el actor de “Star Wars” Mark Hamill, dijeron que también planean boicotear al Estado por la Ley de Equidad e Igualdad para Bebés Vivos.
Esta ley permitiría excepciones por violación, incesto y amenazas a la vida de la madre. Además, el proyecto de ley permitiría a los padres reclamar a los bebés por nacer como dependientes en sus impuestos e incluir al bebé por nacer en los datos del censo.
También permitiría a las madres cobrar la manutención infantil para el embarazo y los costos de parto del padre antes del nacimiento del bebé, pero nada de esto convence a quienes están a favor del aborto. Y muchas compañías estarían decidiendo irse de Georgia. Delta, no.
Con información de LifeNews.com