En la audiencia general del miércoles, un día después de la foto que ha conmocionado al mundo del papá y la niña ahogados atravesando el Río Grande, el Pontífice envía un mensaje a los mexicanos El papa Francisco afirmó que los buenos cristianos eliminan el individualismo de su corazón para fomentar el compartir y la solidaridad en comunión y en comunidad. Lo dijo en la audiencia general de hoy miércoles 26 de junio de 2019 en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
El Pontífice en un gesto de espontaneidad se congratuló con los mexicanos: “Yo quiero felicitar a los mexicanos porque son tan acogedores con los migrantes, que Dios se lo pague”.
Las palabras de Francisco llegan un día después de la conmoción por la imagen de un padre y su pequeña hija de menos de dos años muertos ahogados al intentar cruzar el río Grande desde México a los Estados Unidos.
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“Pidamos al Espíritu Santo para que nuestras comunidades sean acogedoras y solidarias, viviendo la liturgia como encuentro con Dios y con los hermanos”, sostuvo Francisco desde una soleada Plaza de San Pedro.
En su predicación, el Papa continuó la nueva serie de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles. “A diferencia de la sociedad humana, donde hay una tendencia a seguir los propios intereses independientemente o incluso a expensas de otros, la comunidad de creyentes elimina el individualismo para fomentar el compartir y la solidaridad” abundó.
“No hay espacio para el egoísmo en el alma de un cristiano. Si tu corazón es egoísta, tú no eres un cristiano, eres un mundano que buscas solamente favores y beneficios”, afirmó.
“El evangelista Lucas nos lo cuenta mostrándonos a la Iglesia de Jerusalén como el paradigma de cada comunidad cristiana, como el icono de una fraternidad que fascina y que no debe ser mitologizada y ni siquiera minimizada”, explicó.
La meditación se centró en el tema “Perseverar en la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones”.
Francisco instó a mirar a la vida de los primeros cristianos que amaban a Dios y sus hermanos (De los Hechos de los Apóstoles, 2, 42.44-45).
“Estas son las actitudes de los cristianos. Escuchan la enseñanza apostólica asiduamente, practican relaciones interpersonales de cualidad alta, también a través de la comunión espiritual y material y, tercero, hacen memoria del Señor a través de la fracción del pan, es decir, la Eucaristía, cuarto, hablan con Dios en la oración. ¡Estas son las huellas de un buen cristiano!”.
Se trata, indicó, de “una señal de que la gracia bautismal los ha desarraigado de una conciencia aislada y de la auto-referencia”. Los cristianos están “llamados a identificarse con los otros y a donar”.
Se refirió también a “la generosidad de la limosna” y a “preocuparse por el otro; visitar a los enfermos, visitar a los que lo necesitan y tienen necesidad de ser consolados”.
“La comunidad cristiana elige la fraternidad, explicó, en la Iglesia y así se puede vivir una vida litúrgica verdadera y auténtica”. Así, cae “el antagonismo y la división, desaparecen las rivalidades” (ver Gálatas 3:28).
Proximidad y unidad son el estilo de los redimidos, destacó. “La Iglesia, por lo tanto, es la comunidad capaz de compartir con otros, no solo la Palabra de Dios, sino también el pan”.
Por esta razón, “se convierte en la matriz de una nueva humanidad capaz de transfigurar el mundo, de introducir en la sociedad el fermento de la justicia, la solidaridad y la compasión”.
Finalmente, confirmó, se trata de una “invitación a la perseverancia de los fieles en el pacto genuino con Dios y con los hermanos” que se convierte “en una fuerza atractiva que fascina y conquista a muchos, principio a través del cual vive la comunidad creyente de cada tiempo”. La audiencia general concluyó con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.