Hacer feliz a otra persona te hace también muy feliz a tiPutnam County es un condado del estado de Nueva York (Estados Unidos) donde viven algo más de 99.000 habitantes. No suele aparecer en los medios de comunicación pero recientemente ha llamado la atención en las redes sociales por un gesto ejemplar. Sus protagonistas son nada menos que los alumnos (y el director) del Carmel High School.
En este centro de educación secundaria se ven carteles con el lema “Lo mejor para los niños”. Eso es lo que tratan de llevar a cabo tanto profesores como personal y padres de alumnos. Y realmente dieron muestras de que es posible hacer un mundo más humanizado. Vean cómo.
Al Carmel High School ha acudido en estos años pasados Jack Higgins, un muchacho con necesidades especiales puesto que tiene autismo en grado severo. Esto repercute en que es especialmente sensible a los ruidos. Sus compañeros de curso conocían bien el comportamiento del chico, le quieren y siempre han estado dispuestos a facilitar su vida en la escuela. Han crecido juntos, se respetan y se muestran cariño a diario.
No podía acudir a la ceremonia
Llegó el final de curso y la promoción de Jack Higgins comenzó a prepararse para su graduación. En su último año de estudios en el centro, a estos jóvenes les parecía que aquella jornada era un gran hito en su vida (y realmente lo era) así que comenzaron los preparativos: las vestes académicas, incluido el popular birrete, un traje o vestido de fiesta, la peluquería…
Sin embargo, los padres de Jack (Pat y Barbara) comunicaron al director del centro que, desgraciadamente, su hijo no podría disfrutar de la celebración. Debido a su autismo, no creían que pudiera estar bien en una larga ceremonia entre aplausos, gritos, música a un volumen alto y vivas espontáneos. El bullicio se le haría insoportable.
El matrimonio Higgins decidió que, aunque con mucha pena, Jack permanecería en casa el día de la graduación y no se acercaría a la presidencia para recibir su título, tal como hacen tradicionalmente los estudiantes.
Un gran desafío
Pero cuando el director del Carmel High School conoció la decisión familiar, no pudo menos que pensar que aquello no seguía el objetivo educativo por el que tanto se esfuerza el equipo académico a diario. Así que convocó al personal, a los profesores y a los alumnos para proponerles un gran desafío…
El día de la graduación, los padres de Jack acudieron a la ceremonia junto con su hijo. Confiaron en lo que les había pedido el director. Y cuál fue su sorpresa al ver que el comienzo de la graduación se celebró ¡en silencio!
Todos los alumnos quisieron compartir la felicidad de aquel momento con Jack y no les importó hacerlo a menos decibelios de lo predecible. Todo les pareció poco comparado con ver a su compañero y amigo disfrutando de aquella jornada tan única como cualquier otro. Sin ruido al comienzo, la celebración estuvo calmada en el rato que Jack subió al escenario, recibió su título y pudo regresar a su casa de forma que luego hubo tiempo para la algarabía.
El gesto de solidaridad y cariño hacia este compañero de promoción generó un gozo inmenso para todos, y de eso se hicieron eco Facebook, Instagram, Twitter y el resto de redes sociales.
La inmensa alegría de ver los frutos de la educación
Quien se muestra más conmovido por el gesto de los estudiantes ha sido el director de Carmel High School: “He tenido la suerte -confesó- de ver algunas cosas realmente notables en mis 31 años de carrera, pero esto tiene que ser lo más increíble. Los estudiantes estuvieron a la altura de las circunstancias, pero también lo estuvo Jack: está muy limitado verbalmente, y fue abrumador para él estar delante de una gran multitud esperando que hubiera mucho ruido. Fue muy valiente por dar ese paseo hasta el escenario, que debió parecerle una eternidad, y hacerlo con gracia, clase y fuerza”.
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