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El brazo de san Roque que extinguió varias epidemias en Roma

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Maria Paola Daud - publicado el 16/08/19
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La Iglesia de san Roque en la plaza emperador Augusto en RomaLa iglesia de San Rocco y el complejo hospitalario que una vez se encontraba anexo a él fueron construidos a fines del siglo XV por iniciativa de un grupo de ciudadanos libres que se unieron y formaron la hermandad de devotos de San Roque, patrono contra la epidemia de plaga. El 1 de junio de 1499, el papa Alejandro VI Borgia aprobó la cofradía y dio su consentimiento para la construcción de una iglesia dedicada al santo y un hospital para tratar a las víctimas de la peste.

Fue construida en un lugar estratégico, frente al puerto de Ripetta, donde es más fácil el contagio en caso de una epidemia.

El hospital de San Roque tuvo varios momentos críticos en la atención de las epidemias. Una en 1527 después de la invasión y el saqueo de Roma por el ejército de Carlos V y en el 1530 y 1557 tras terribles inundaciones del Tíber.

Por eso quizás se puede ver al costado de la fachada de la iglesia un hidrómetro para medir las escaladas del agua.

A partir del siglo XVII, se construyó también un hospital para mujeres, el famoso “Ospedale delle Celate” (Hospital de las ocultas), que acogió y ayudó a las mujeres pobres solteras, garantizando su anonimato. A las pacientes se les cubría el rostro, solo el médico y la partera podían verlas. Las malas lenguas de la época decían que muchas de estas mujeres eran monjas en estado interesante.

En 1645 salió a la luz un antiguo fresco que representaba a la Virgen, esta imagen fue considerada milagrosa. Al año siguiente comenzó la renovación de la primera iglesia, cuyas obras se completaron en 1654.

Con el tiempo la zona se fue modificando dando paso a nuevas construcciones, se demolió el Puerto Ripetta para construir el Puerto Cavour. Pero la más grandes modificaciones sucedieron con los disturbios fascistas de los años 30. El hospital se perdió por completo, pero gran parte de la iglesia, sobrevivió a las demoliciones gracias al valor artístico y la devoción de la Virgen de las Gracias.

Aparte de la imagen de la Virgen de las Gracias, la iglesia conserva una importante reliquia de san Roque, un brazo del ‘santo taumaturgo’. Papa Clemente VIII hacia el año 1500 hizo llevar esta reliquia a Roma, para proteger la ciudad de la peste. En un principio fue alojado en la iglesia de San Sebastián extramuros, para luego colocarla en la iglesia actual, donde como habíamos dicho era el lugar donde se propagaba más fácilmente las epidemias.

Fueron muchas las veces que los romanos pidieron la intercesión a san Roque para evitar la propagación de la peste. La última vez que pidieron al santo fue en 1854. Se produjeron algunos casos de infección por cólera y el pánico se había extendido en toda la ciudad. Ante tal alarma el Papa Pío IX pidió que se exhibiera el brazo de san Roque, otorgando indulgencias temporales a quienes acudían por 7 veces a rezar allí. Así llegaron multitudes de creyentes a la iglesia para rezar y en poco tiempo la epidemia de cólera comenzó a disminuir hasta extinguirse por completo.

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