Con la Virgen de Urkupiña se confirmó que su fiesta está profundamente arraigada en la Argentina, y ya no es sólo patrimonio de los bolivianosNo es tan solo una festividad de bolivianos en el extranjero. En la Argentina, la Virgen de Urkupiña, patrona de la Integración Nacional de Bolivia, es más que motivo de encuentro y celebración de la fe de los bolivianos. Es una fiesta con identidad propia que atrae y moviliza independientemente de la nacionalidad y que nació en simultáneo en distintos puntos del país. Más que patrona de la integración nacional, patrona de la integración internacional.
En Córdoba, se la celebró en el barrio Villa el Libertador, con procesión de coloridas imágenes, flores, globos, actividades, y mucha devoción. Más de 30 imágenes salieron en procesión, en una celebración cuya historia se remonta a 1985, cuando un matrimonio de bolivianos cumplió una promesa por gracias recibidas y llevó la Virgen hasta su barrio de residencia. ¿Cuál es la gracia de la Virgen que transformó al pueblo y fundó una Fiesta para Villa el Libertador? Como las de cualquier otro, Alicia e Isidoro pidieron a la Virgen poder volver a Bolivia al año siguiente de un casamiento, y le pidieron ayuda para terminar su casa.
Su ímpetu, iniciado con coche alquilado para la procesión porque no tenían propio, se unió al de otras familias devotas de la Virgen de Urkupiña, que confluyeron dando inicio a una fiesta que convoca a más de 40 agrupaciones que la preparan y le rinden homenaje a la Virgen en una jornada que ya marca el año, cambiando con amor su vestuario, aplicándole cada detalle con mucha devoción y gratitud a las imágenes.
También en Mendoza se celebró la Novena y Fiesta de la Virgen de Urkupiña. Banderas y colores de Argentina y Bolivia fundidos en carteles y vestimentas, mucha música y baile, donde la devoción incluso ha permitido que hoy se cuente con una parroquia. También en Maipú, donde se cuenta con una gruta que hace sentir a los devotos más cerca de Quillacollo.
En Buenos Aires, tanto en la Capital como en el campo, no faltaron las danzas. En Chivilcoy más de 3000 devotos bailaron para la Virgen y hasta se contó con la visita del embajador de Bolivia para la Argentina.
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Si la devoción llegó hasta Mendoza, Córdoba, y también Buenos Aires, cómo no referir a lo que es la fiesta en Salta y Jujuy, provincias del Norte con frontera y permanente relación con Bolivia. En las casas y comunidades la previa se vive con intensidad y se expresa con la imponente procesión hasta el Campo Histórico de la Cruz, Salta, de la que participaron este fin de semana miles de devotos, no tan solo bolivianos. Pero también en la Capital, donde una desde 1989 abrió las puertas de su hogar para hacer de su hogar prácticamente en santuario a la Virgen de Urkupiña.
Idéntica devoción en la Ruta 66, camino a San Pedro, Jujuy, donde se repite la fórmula que da nacimiento a la fiesta local: devotos agradecidos, en este caso la familia Vaca, comienzan entre sus allegados a celebrar a la Virgen de Urkupiña y pronto atraen a nuevos devotos.
Este fin de semana Fiesta de la Asunción y con ella de la Virgen de Urkupiña se confirmó que su fiesta está profundamente arraigada en la Argentina, y ya no es sólo patrimonio de los bolivianos. Es la Virgen de la integración nacional, e internacional.
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