Pertenece al Museo Diocesano de Tarragona, que está en la Catedral de la ciudad. Es una pintura que está expuesta al público, de manera que el error queda a la vista.Si cometer una falta de ortografía en un texto escrito ya es vergonzoso, imagínense si alguien escribe mal un texto que van a ver cientos de miles de personas en los próximos siglos. Como para esconderse…
Esto es lo que ocurre con una maravillosa pintura del Renacimiento que hoy se exhibe entre otras piezas de la colección de arte sagrado de una catedral europea.
La obra en cuestión es una tabla de mediados del siglo XVI que representa a la Virgen del Rosario. Los expertos la atribuyen a los hermanos Alegret, que vivían y tenían el taller en Cervera (Lleida).
Se trata de una pintura al óleo y pan de oro sobre madera, fechada en 1559, y que pertenece al Museo Diocesano situado en la Catedral de Tarragona (España). Procede del monasterio de Santes Creus, uno de los enclaves del Císter en Cataluña.
¿Y la falta de ortografía? Se debe a que, en la franja superior de la imagen, los artistas incluyeron (en mayúsculas) una jaculatoria de alabanza a la Virgen: Ave Rosa sine spina, peccatorrum (sic) Medicina. Traducido al español sería: “Salve, Rosa sin espina, Medicina de los pecadores”.
Si uno ha estudiado algo de latín, enseguida detecta que el genitivo del plural de peccator debería haberse escrito peccatorum y no *peccatorrum. ¿Qué pudo haber ocurrido? Vamos a hacer historia-ficción y planteemos algunas hipótesis:
- Que los artistas fueran excelentes en pintura pero tal vez no muy duchos en latín.
- Que ante la duda, preguntaran a alguien si se doblaba la consonante de peccatorum y ese alguien les contestara que sí, pero refiriéndose a la consonante “c” que va en la segunda sílaba de la misma palabra. La típica confusión entre el que pregunta y el que responde.
- Que no hubo supervisión por parte de nadie que tuviera mayor nivel cultural y detectara el error ortográfico. Es verdad que, un siglo y medio antes, el gran Miguel Ángel pidió al papa Julio II carta blanca para pintar la Capilla Sixtina. Pero en la Historia solo hay un Miguel Ángel y no todos somos ni tan sabios ni tan genios… Un poco de supervisión no les habría venido mal a los hermanos Alegret.
¿Qué ocurre ahora con la falta de ortografía? Que sigue ahí, pintada con pan de oro hasta el fin de los días. Pero tampoco vamos a hacer un drama por una R, ¿no les parece?, porque la verdad es que los hermanos Alegret eran unos excelentes pintores. La tabla es una maravilla del arte religioso renacentista y mueve a la piedad de quien lo contempla, así que cumple el objetivo para el que se elaboró.
Y, para colmo, no tenemos al culpable porque la obra no quedó firmada por una sola persona ni por dos (los hermanos). Así que para los historiadores y para los filólogos clásicos queda pendiente un curioso tema de investigación: de cómo se plasmó una falta de ortografía en una hermosa pintura del Renacimiento.
Mientras, el pueblo llano (o sea, los dummies) seguiremos agradeciendo la hermosura de esta pintura dedicada a la Virgen del Rosario y valoraremos la belleza de esta frase latina, que es un canto a la hermosura exterior e interior de Nuestra Señora y a su poder intercesor ante su Hijo en favor de nosotros, los pecadores.