La fe católica de sus padres sacó adelante a la familia, después del asesinato de su hija, “una niña compasiva con todas las criaturas” Era un viernes 14 de diciembre de 2012, un viernes normal en la Sandy Hook Elementary School de Newtown, Connecticut, Estados Unidos. Adam Lanza (20) llegó –tras asesinar a Nancy Lanza, su madre—a la escuela. Abrió fuego a discreción y luego se suicidó.
En total, Lanza asesinó a 26 personas: seis adultos que eran parte del personal de la escuela y veinte niños pequeños (18 murieron en el acto y dos más murieron tras ser hospitalizados). Entre los niños asesinados estaba Catherine Violet Hubbard (6).
Han pasado los años, y el temprano deseo de Catherine de cuidar a los animales (cuando fuera grande, cosa que le impidió el brutal –hasta el momento imposible de desentrañar– acto de Lanza) ha cristalizado en la puesta en marcha del “Santuario de Animales Catherine Violet Hubbard”.
Confianza en la vida
La fe católica de sus padres, Jennifer y Matthew Hubbard, sacó adelante a la familia. Desde que murió Catherine, solicitaron en su obituario que se hicieran donaciones en su memoria al Newtown Animal Center.
Su madre describió entonces a Catherine como “una niña amable y afectuosa que mostró compasión por todas las criaturas, desde los insectos que podía sostener en su mano hasta los amigos peludos que podía abrazar”.
Según su madre, “Catherine quería que supieran que todos (los animales) podían confiar en ella y que los mantendría a salvo de daños”. Hacia 2014, los Hubbard fundaron el sitio de cuidado de animales, una institución sin fines de lucro con la cual honraban la memoria de Catherine.
El fin de la noche
Según el reporte de OSV Newsweekly, firmado por Maryann Gogniat Eidemiller, Jennifer Hubbard, enfrentó el desafío de la muerte de su hijita “mirando el ejemplo de (la Virgen) María”. Y parte de esa respuesta fue lo que llamaron el Santuario.
“Creo que cuando las personas están realmente en su punto más débil, significa que el amanecer será brillante. En esos momentos, cuando alguien dice que es hora de entregarlo todo a la voluntad de Dios, es cuando tenemos que confiar en que Él proporcionará lo que necesitamos”, dijo Jennifer a OSV. Y agregó: “La pregunta que todos deben hacerse es si están abiertos a ver lo que Dios está dispuesto a darles en tantos casos, en tantos lugares”.
Las 13 hectáreas en las que se asienta el Santuario en la ciudad de Newtown, fueron donados por el Estado de Connecticut. Ahí se llevan a cabo programas educativos y de otro tipo en los espacios disponibles y varios proyectos más están en funcionamiento.
Un recordatorio
El Santuario trabaja con grupos de rescate y ha encontrado hogares para más de 300 animales. Han educado a más de 10.000 niños a través de programas basados en la compasión y la ciencia que enseñan cómo cuidar a los animales y ser administradores responsables del medio ambiente.
La organización también trabaja en un programa para ayudar a las personas mayores con alimentos, suministros y asistencia médica para sus mascotas, así como en una iniciativa de caridad para voluntarios de todas las edades, mediante la cual se difunde amabilidad y recauda dinero para el Santuario al organizar un puesto de bebidas.
“Es un recordatorio constante de lo que sucedió”, dijo Jennifer, “y esa parte para mí es triste. Pero cuando ves que cobra vida y el apoyo de las personas que vienen a nuestro lado, eso nos recuerda que las personas son realmente buenas, y que ese bien vendrá si lo permitimos”.
Con información de OSV Newsweekly / Maryann Gogniat Eidemiller