Feminista y madre de ocho hijos, Alice Meynell encontró en el catolicismo una intensa fuente de inspiración para su vida, su obra poética y su implicación con los más desfavorecidos
Alice Christiana Thompson nació el 11 de octubre de 1847 en el seno de una familia poco convencional londinense. Su infancia transcurrió en distintos lugares de Inglaterra y Europa, siguiendo los pasos de sus padres que terminaron asentándose una larga temporada en Italia. Desde bien pequeña, Alice creció rodeada de literatura, de hecho, algunos grandes escritores como Dickens eran amigos de la familia. Pronto empezó a escribir poesía, afición que años después terminaría convirtiéndose en una manera de vivir y en la razón de su reconocimiento público.
Cuando Alice era una joven de veinte años, decidió abrazar el catolicismo, fe que influyó no solo en su propia vida sino también en su producción literaria en la que incorporó cuestiones religiosas. Algunos de sus versos fueron dedicados a santos como San Lorenzo o Santa Catalina de Siena, además de crear hermosas rimas en honor a Dios:
SO humble things Thou hast borne for us, O God,
Left’st Thou a path of lowliness untrod?
Yes, one, till now; another Olive-Garden.
For we endure the tender pain of pardon, —
One with another we forbear. Give heed.
Look at the mournful world Thou hast decreed.
The time has come. At last we hapless men
Know all our haplessness all through. Come, then,
Endure undreamed humility: Lord of Heaven,
Come to our ignorant hearts and be forgiven.
TAN humildes cosas que has traído para nosotros, oh Dios,
¿Acaso no eres tú un camino de humildad?
Sí, uno, hasta ahora; otro jardín de olivos.
Porque soportamos el tierno dolor del perdón, –
Tenemos paciencia uno con otro. Presta atención.
Mira el mundo triste que has decretado.
El tiempo ha llegado. Al final somos hombres desventurados
Conoce toda nuestra desventura por todos lados. Ven entonces,
Soporta la humildad no soñada: Señor del cielo,
Ven a nuestros corazones ignorantes y sé perdonado.
Su conversión fue también fuente de inspiración para su familia, que siguió los pasos de Alice y también terminaron convirtiéndose.
La primera obra poética que Alice vio publicada, “Preludes”, en 1875, iba acompañada de las ilustraciones de su propia hermana Elizabeth, una de las pocas artistas del siglo XIX que pudo dedicarse a la pintura de manera profesional.
En 1876, Alice conoció a Wilfrid Meynell, un periodista editor de publicaciones católicas con el que se casó un año después e inició una prolífica carrera profesional. Padres de ocho hijos, Alice y Wilfrid construyeron una sólida unión dentro y fuera del hogar. Además de coordinar la publicación de varias revistas, Alice también escribía en ellas.
Los Meynell se sintieron siempre sensibilizados con las causas sociales y los más desfavorecidos por lo que participaron en distintos círculos católicos que denunciaban la opresión británica en las colonias. Alice también se unió a la Liga Sufragista de Mujeres Escritoras, creada en 1908 por la escritora Cicely Hamilton. La liga, de la cual llegó a ser vicepresidenta, pretendía alejarse de los métodos violentos de otras organizaciones feministas y utilizar la pluma como arma más efectiva para mejorar la situación de las mujeres en la sociedad.
Alice Meynell falleció el 27 de noviembre de 1922.