La Asamblea Nacional de Ecuador negó la despenalización del aborto en causales, además de la violación, como incesto, estupro o inseminación no consentida La votación se realizó en la noche de este martes y no alcanzó el número necesario (70 votos) para la despenalización del aborto en diversas circunstancias como violación, incesto, estupro o inseminación no consentida. La propuesta fue rechazada en el Pleno de la Asamblea Nacional de Ecuador en el marco del debate de las reformas al Código Orgánico Integral (COIP).
Con este resultado, el país celebra el triunfo de la vida, instancia que estuvo precedida de intensas jornadas de vigilia y oración (incluso con declaraciones tanto de la Iglesia como de grupos evangélicos).
En las horas previas al debate de este 17 de septiembre estas plegarias y expresiones aumentaron. “Reunidos en familia pidamos por nuestros Asambleístas para que Dios toque sus corazones y los llene de misericordia para que no sea aprobado el aborto en nuestro país”, decía un mensaje de la Arquidiócesis de Guayaquil.
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“Como ciudadanos y creyentes, estamos llamados a unirnos para luchar contra la pretensión de legalizar el aborto en nuestro país. Esta tarea será más sencilla si invocamos la sabiduría y la fortaleza de Dios para los legisladores que deben tomar las grandes decisiones en favor de la vida”, había afirmado el arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera, a través de un comunicado en el que se convocaba a luchar en defensa de las dos vidas.
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Lo propio se hizo desde el Arzobispado de Quito. “La Iglesia apoya todas las iniciativas que promueven una verdadera educación emocional, relacional y sexual de los jóvenes. Es fundamental que trabajemos para que un embarazo no se convierta nunca en una agresión. Tenemos que recorrer aún, un largo camino para que prevalezca una cultura de la vida. Esperamos que el legislador dicte las leyes que favorezcan una educación afectivo-sexual de los jóvenes que les haga percibir la grandeza del cuerpo humano y la de una vida sexual responsable, marcada por el respeto, el compromiso, la ternura, el amor y la apertura al don de la vida”, expresaba Alfredo José Espinoza, arzobispo de Quito.
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