Sus “rivales” en MasterChef le han cogido cariño y ya la llaman “Tami”. La joven celibrity ha derribado prejuicios que pesan contra ella y destaca por su humildad, empatía y perseverancia.
Cuando Tamara entró a el concurso de MasterChef Celebrity reconoció que la cocina no era su fuerte. Siempre le había gustado y había sentido cierto interés pero no es una tarea que haya dejado practicado mucho en casa. De hecho, en el concurso hacen muchas veces mención a Ramona, la cocinera de la familia Presley.
Su paso por el programa es para ella una experiencia muy positiva, no solo porque ha aprendido mucho sobre el mundo de la cocina con sus condimentos y sabores, sino también por la oportunidad que tiene de derribar prejuicios que pesan contra ella.
Y es que, al ponerse el delantal, “Tami”, como muchos la llaman (también sus compañeros y rivales en el concurso) destaca por una actitud positiva y cargada de valores:
Voluntad. El trabajo puede ser muy exigente. Todo un reto, pero es importante poner lo mejor de uno para poder cumplir con los objetivos. “Cuando le echas ganas algo tienes más posibilidades de que salga bien”.
Responsabilidad. El alimento es una necesidad, pero también es una responsabilidad el administrarlo y compartirlo. “Todos necesitamos comer y además es uno de los placeres que nos da la vida. Desafortunadamente casi un tercio de los alimentos producidos en el mundo son desperdiciados”.
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Humildad. Tamara fue “salvada” de la eliminación del programa por ser ‘la que peor cocinaba’. Cuando le preguntaron si se esperaba ser salvada por ese motivo, con gran humildad y una sonrisa respondió: “Considerando ese razonamiento, yo creo que sí”. No lo iba a discutir.
Amistad. En la cocina se pueden hacer amigos y sobre todo poner en práctica el trabajo en equipo para alcanzar un mejor resultado. “Una de las cosas más importantes que me ha aportado MasterChef es la oportunidad de conocer grandes amigos”.
Perseverancia. El trabajo ha sido una constante durante su participación en el programa. Ha demostrado que se esfuerza para sacar lo mejor de sí misma: “El ingrediente necesario del ganador es la perseverancia”, ha comentado.
Empatía. La experiencia de ponernos en el sitio de preparación, nos ayuda a comprender y a valorar más el esfuerzo ajeno. “Antes criticaba porque no sabía, y ahora entiendo que estos restaurantes escogen sus ingredientes, diseñan sus menús con un año de antelación y una cantidad de gente trabaja para llevar un plato a la mesa y presentarlo”.
Sinceridad. Publicaron un libro de repostería llamado “Cupcakes de Tamara”. El jurado del programa le preguntó sobre su conocimiento en referencia a los postres, pero Tamara no dudó en decir la verdad: “Solo me tomé las fotos. Luego dijeron que las recetas eran mías, pero no lo eran”.
Mansedumbre. MasterChef es un programa en el que pierdes los nervios muy fácilmente por ser alto nivel de presión y exigencia. Es estas ocasiones en las que Tamara recurre a las lecciones que ha aprendido del Evangelio. “Cuando me han hecho críticas los jueces, yo pensaba ‘mansa y humilde’, ‘mansa y humilde’…” (No son pocas las ocasiones en las que la celebrity se muestra orgullosa de su fe).
Humanidad. En uno de los desafíos tenía que escoger, tomar y cocinar marisco vivo. Ella no tuvo miedo. Y lo explicó de una manera muy original. “No creo que me vaya a reencarnar en una langosta. Cuando me muera, un poco de purgatorio y a lo mejor al cielo. Es una de las cosas maravillosas de ser católico: veo una araña y ¡pa!”
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