El exótico sabor del cacao americano que nace en la Amazonía seduce el paladar de un mercado cada vez más grande en el mundo. Aunque modesta en tamaño, la mano venezolana forma parte de esta noble tradición desde épocas de la colonia Delicioso y atractivo, el chocolate es uno de los grandes placeres de la gastronomía mundial, amén de los beneficios que concede a la salud de quienes lo consumen. El secreto de su sabor y la alegría que produce está en su corazón: el cacao.
La humilde fruta de origen tropical que da vida a este exótico producto se cultiva desde tiempos coloniales en Chuao, un hermoso pueblo de Venezuela famoso por sus tradiciones con esta bendecida materia prima.
En principio, un regalo de Dios a la siempre exuberante selva de la Amazonia, el cacao se cultiva masivamente en la actualidad en África, de donde surge el 70% de la producción mundial. Pero expertos coinciden en que las mejores especies nacen en las tierras de América Latina.
La mejor variedad del mundo
Un análisis de El País de España destaca que los bosques amazónicos de Perú, Ecuador y Colombia “concentran las más finas y aromáticas variedades de la especie —desde el cacao blanco del norte de Perú hasta el ecuatoriano cacao arriba, con denominación de origen desde 2009”.
De hecho, la publicación sostiene que “su industria se ha convertido en un modelo de innovación, desarrollo y sostenibilidad, a pesar de que la producción del cacao fino de aroma no pasa del 2,5% del volumen mundial”. Agrega que “arriba de Ecuador, criollo de Colombia, chuncho de Perú y chuao de Venezuela”, figura “el otro oro negro”.
Aunque Ecuador es el mayor productor del continente y cuenta con el grano de mayor calidad en la región, imponiéndose sobre Colombia y Brasil en los mercados internacionales, el cacao de Venezuela está en el interior de los mejores chocolates del mundo.
El peculiar sabor del cacao amazónico seduce en un mercado cuya demanda mundial se eleva 10 puntos porcentuales cada año; pero curiosamente, quien disfruta su sabor casi siempre desconoce la procedencia del fruto que tanto agrada a su paladar.
Sabor con notas agridulces
No todo son buenas noticias. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo advierte que en la estructura del sector del cacao, los pequeños agricultores siguen ocupando “una posición precaria en las cadenas de valor mundiales”.
Y es que pierden terreno “frente a otros participantes bien integrados, como los comerciantes, los procesadores y los fabricantes de productos de cacao y chocolate”.
Esa visión coincide con la del banco de desarrollo de América Latina, antigua “Corporación Andina de Fomento” (CAF), según la cual, el 90% de la producción del cacao se sustenta en “actividades familiares de baja escala de menos de cinco hectáreas”.
No obstante, sostiene el organismo que América Latina es la principal región productora de las variedades “prime” de cacao a escala internacional, con cerca del 80% de la producción mundial, debido principalmente a su diversidad genética.
Además, según datos de la Organización Internacional del Cacao (ICCO), entre el 70% y el 100% del total de la exportación de cacao de países como Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y México corresponde a estas variedades especiales de cacao.
Exuberante tierra del cacao
Ubicada en el tramo central de la costa venezolana, la población de Chuao forma parte del estado Aragua. Fue fundada en el siglo XVI y desde entonces ha gozado de mucho prestigio debido a que sus tierras producen uno de los mejores cacaos del mundo.
Por mar y en peñero, pasando por Choroní o caminando en la montaña; así se llega a Chuao, un “secreto” bien guardado en Venezuela, donde se produce el cacao que presume de ser la exótica materia prima del chocolate más sabroso del planeta.
De origen indígena, la voz que da vida al nombre de esta noble población traduce, en lengua nativa, algún nexo con el agua, según cuentan los cronistas de la zona.
Descendientes de los antiguos esclavos africanos, sus pobladores se dedican también a la pesca artesanal, el cultivo del café y el plátano; aunque en años recientes, muchos forman parte de la incipiente industria turística.
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La Iglesia, un “monumento”
Testigo del esfuerzo de sus hijos se erige la Iglesia dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Incólume desde su creación entre los años 1772 y 1785 en reemplazo de una antigua capilla, fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1960.
En su interior reposan imágenes religiosas de gran valor histórico que pertenecieron la colonia. Tiene la excepcional particularidad de que frente a su histórica construcción se realiza desde tiempos inmemoriales el proceso de secado del cacao.
Playas de aguas transparentes y fina arena blanca forman parte de sus grandes atractivos, que se extienden en medio de bahías, las cuales concluyen en imponentes montañas. Estas a su vez se extienden desde las alturas del Parque Nacional Henri Pittier.
Además del cacao, la vegetación propia de zonas costeras incluye palmas de coco, rodeado por bosques tropicales y plantaciones de plátano.
Los Diablos Danzantes…
Con particular influencia del catolicismo, en la región hacen vida los famosos Diablos Danzantes de Chuao, quienes rinden especial homenaje al Santísimo Sacramento en la fiesta central y en la víspera de la celebración del Corpus Christi.
Sus tierras, rodeadas de exótica naturaleza, cuentan con múltiples espacios naturales como el “Chorrerón de Chuao”, una bellísima caída de agua de varias decenas de metros que no deja a nadie indiferente.
Pero, sin duda, lo mejor de esta preciosa región de Venezuela son sus costumbres ancestrales; así como una tradición que apegada a la devoción mariana obtiene -con respeto de la tierra- el cacao que da sabor a uno de los chocolates más sabrosos del mundo.
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