Los habitantes del lugar huyeron de los bárbaros y encontraron refugio en la Virgen Protectora de la AsunciónSe llama Hostýn y es el lugar de peregrinación más visitado de Moravia al Oriente de la República Checa. La leyenda cuenta que el nacimiento de este lugar de devoción coincide con la invasión de Moravia por los Tártaros en 1241, una población bárbara que sembró muerte y destrucción a su paso. Los moravos encontraron refugio en la montaña, escapándose milagrosamente de los saqueadores.
Este episodio visto como una señal de la intervención divina, fue atribuido a la intercesión de la Virgen Protectora de la Asunción o Virgen de Svaty Hostýn, que les socorrió. El monte, en el que antiguamente se hacían celebraciones paganas, llegó a ser un lugar de devoción cristiana cuando Moravia, gracias a la obra de los Santos hermanos Cirilo y Metodio, se convirtió al Evangelio. La estatua de la Virgen Protectora también llamada Virgen Victoriosa se encuentra arriba del altar central de la Basílica. Se la representa sosteniendo en sus brazos al niño Jesús, que parece tener un rayo en la mano. La estatua fue erigida como gesto de agradecimiento por todos aquellos que encontraron refugio en el lugar.
A mitad del año 1500, fue construida la primera capilla, que frecuentaban sobre todo los obreros que trabajaban en las minas cercanas; antes de que ésta fuera destruida un siglo después, como consecuencia de ataques continuos. Una vez reedificada después de la guerra de los Treinta Años, se colocó por primera vez la imagen de María, con el Niño Jesús en brazos.
La coronación de la imagen, el 15 de agosto de 1912, fue un momento de gran alegría. La corona, adornada con muchas piedras preciosas, fue bendecida en Roma por el Papa San Pío X. En los alrededores hay otros santuarios dedicados a María, como el de Velehrad, la antigua sede de San Metodio, donde se venera a la “Mater Unionis”, Madre de la unidad de todos los cristianos.
Oración
“¡Oh Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de los Hombres!, nosotros creemos con todo el ardor de nuestra fe vuestra Asunción triunfal en cuerpo y alma a los cielos, donde sois aclamada Reina de todos los coros de los ángeles y de todos los escuadrones de los santos. Y nosotros nos asociamos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que os ha exaltado por encima de todas las otras puras criaturas, y para ofreceros el anhelo de nuestra devoción y de nuestro amor…Nosotros confiamos que vuestras pupilas misericordiosas se inclinen hacia nuestras miserias y hacia nuestras angustias, hacia nuestras luchas y nuestras debilidades; que vuestros labios sonrían a nuestros gozos y nuestras victorias; que vos oigáis la voz de Jesús deciros de cada uno de nosotros, como en otro tiempo del discípulo amado: Ve ahí a tu hijo.(Oración compuesta por el Papa Pío XII poco después de proclamar el dogma de la Asunción)