Viene de la parábola sobre el Juicio Final donde Jesús separa del rebaño a las ovejas (los buenos) de los cabritos (los malos)
Cuando uno le dice a otro “eres un cabrito” es un insulto. Ha querido decir que éste le ha hecho un desaguisado, un roto, una necedad, le ha engañado, se siente ofendido… Mientras que cuando uno dice a otro: “es una ovejita… o un corderico…”, quiere decir que esta persona es “buena”, que usa mansedumbre, que es cariñosa, que es fiel…
¿De dónde vienen estas expresiones? Sin duda del Evangelio, cuando Jesús narra la parábola del Juicio Final en el evangelio de Mateo (25, 31-46), que dice:
“…y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero (inmigrante), y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí…”
“…Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber…” “En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.
En otras palabras, como Jesús dijo que era el Buen Pastor –convertido en Rey en la parábola– que cuida de las ovejas, esa misma metáfora utiliza en el Juicio Final, con las ovejas y los cabritos. También, en el lenguaje popular caen más bendiciones, en general (excluyo el lenguaje político) a “la derecha” que a “la izquierda”, a los números pares frente a los impares.
Por eso, ha permanecido en la tradición que “las ovejas son buenas” y “los cabritos son malos”.
¿Por qué son buenas las ovejas y merecen el cielo? Porque vivieron con sus semejantes las obras de misericordia, que son ocho:
1.- Dar de comer al hambriento.
2.- Dar de beber al sediento.
3.- Dar posada al necesitado o migrante.
4.- Vestir al desnudo.
5.- Visitar al enfermo.
6.- Socorrer a los presos.
7.- Enterrar a los muertos.
9.- Enseñar al que no sabe.
Según esta parábola, la condición para ir al cielo es hacer obras de misericordia con el prójimo. Lo ha recordado el papa Francisco: no se puede amar a Dios quien no ama a los hombres.
En cambio los cabritos son los que no hicieron obras de misericordia con sus semejantes. Por eso son los malos, y por eso se llama “cabritos” (“¡eres un cabrito!” o en su caso el macho cabrío, el cabrito adulto) a una persona que no usa la misericordia con sus amigos y conocidos y es infiel: es un insulto.