Una muerte que genera repudio y clama justicia más allá de las investigaciones Erisvan Soares Guajajara se puso en camino tras dejar tierra indígena. Su objetivo era acompañar a Luizinho, su padre, a Maranhão, una localidad de la Amazonía brasileña, para comparar alimentos y ropa.
Pero el viaje –vinculado a una rutina habitual- tuvo un trágico final, pues Erisvan, este joven indígena de tan solo 15 años, fue asesinado el pasado viernes 13 de diciembre en circunstancias que aún se estaban investigando.
El cuerpo del joven, detallan diversas crónicas, fue encontrado en un campo de fútbol junto otro indígena sin vida de 31 años y con claros signos de violencia. Para las autoridades policiales persistía la sospecha de participación de las víctimas en el tráfico de drogas.
“Un niño tranquilo”
Sin embargo, más allá de estas puntualizaciones, desde organismos vinculados a la Iglesia en Brasil como Consejo Indigenista Misionero (Cimi) se ha sido enfático en hacer nota “la secuencia de violencia” que afecta al pueblo guajajara, pues en menos de dos meses varios integrantes de esta etnia indígena han sido víctimas de agresiones y asesinatos.
En ese sentido, a través de un artículo publicado en su sitio web, Cimi recuerda, por ejemplo, la muerte en noviembre de 2019 de Paulo Paulino Guajajara, “custodio” de la Amazonía, así como un ataque el 7 de diciembre en el que fuera abatido un grupo de Guajajara mientras “conducía motocicletas a través de una ruta cerca de la aldea”.
En esa ocasión dos jefes fueron asesinados: “Firmino Prexede Guajajara, de 45 años, de la aldea de Silvino (Cana Brava IT), y Raimundo Benício Guajajara, de 38 años”, indica Cimi.
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Estas declaraciones salen al cruce de algunas especulaciones tanto de la Policía como de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) que desvinculaban, aún con poca información, cualquier móvil de odio o disputas por temas de tierra y madera.
Por su parte, la familia de Erisvan ha salido en las últimas horas a clamar justicia y expresar la necesidad de que las autoridades se preocupen por lo que está pasando.
“Esta tragedia sucedió y estamos en esta situación … triste. Un dolor, un corazón roto”, expresó el hermano de la víctima, Luiz Carlos Guajajara, recuerda Cimi.
“Era un niño tranquilo, como cualquier otro niño de su edad. El vivía en el pueblo. Iría a la ciudad de vez en cuando ”, agrega a su reflexión.
Varias denuncias
Desde Cimi se ha estado denunciando de forma constante los últimos ataques y agresiones que han dejado víctimas fatales indígenas en Brasil. Además de los mencionados también se recuerda el caso de Humberto Peixoto, del pueblo Tuiuca de Amazonas, que trabajaba en Cáritas.
Así recordaba Cimi este asesinato a través de las redes sociales:
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“Tales crímenes, así como los ataques, amenazas, torturas y agresiones de todos los países contra estas poblaciones, han tenido lugar a raíz de discursos y acciones racistas dictadas por el gobierno federal contra los derechos indígenas”, expresa en una nota difundida recientemente y reproducida por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB,por sus siglas en portugués).
En tanto, las investigaciones prosiguen. Solo resta esperar que los viajes a través de las tierras indígenas en Brasil, al igual que en otros puntos de América Latina, dejen de una vez por todas de estar empapados de violencia y muerte.
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