El papa Francisco apreció las numerosas expresiones populares vinculadas a la fiesta de la Epifanía que se llevan a cabo en España, América Latina y Alemania. Y destacó que estas costumbres “deben mantenerse en su genuino significado cristiano”.
Fue después de rezar el Ángelus desde la ventana ante miles de personas, entre ellos figurantes de una tradicional procesión de esta fiesta, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, tras la misa en la solemnidad de la Epifanía del Señor.
Francisco destacó que los Reyes Magos "advertidos en un sueño que no debían regresar a lo de Herodes” lo hicieron por otro camino.
También que estos sabios, tras postrarse y adorar al Niño Jesús –a quien le ofrecieron sus preciosos dones– volvieron a su tierra para relatar a los suyos aquel encuentro que los cambió, porque vieron a un rey diferente, a un rey "que no es de este mundo", que es “manso y humilde”, y al que los astros y las Sagradas Escrituras indicaban de modo concorde.
La experiencia de Dios cambia nuestra existencia
“La experiencia de Dios no nos bloquea, sino que nos libera -aseguró-; no nos aprisiona, sino que nos vuelve a poner en camino, nos devuelve a los lugares habituales de nuestra existencia”.
Los lugares son los mismos, pero nosotros, después del encuentro con Jesús, no somos los mismos que antes.
El evangelista Mateo subraya que los Magos regresaron "por otro camino". Y que fueron inducidos a cambiar su ruta para no encontrarse con Herodes y sus tramas de poder.
Otro camino que sana el corazón y nos separa del mal
Francisco agregó que podemos entender más ampliamente la expresión "por otro camino", puesto que después de que encontramos o volvemos a encontrar al Señor, “ya no podemos recorrer los mismos caminos que antes”.
Sí, porque “cada experiencia de encuentro con Jesús nos induce a emprender caminos diferentes”, dado que “de Él proviene una fuerza buena que sana el corazón y nos separa del mal”.
Somos nosotros los que debemos cambiar
Francisco se refirió asimismo a esa “sabia dinámica entre continuidad y novedad”, que indica que somos nosotros los que “debemos cambiar, transformar nuestro modo de vivir, si bien en el mismo ambiente de siempre” y modificar nuestros “criterios de juicio sobre la realidad que nos circunda”.
“Esta es la diferencia entre el verdadero Dios y los ídolos traidores, como el dinero, el poder, el éxito...; entre Dios y cuantos prometen darte estos ídolos, como los magos, los adivinos, los hechiceros. La diferencia es que los ídolos nos atan a sí mismos y nosotros tomamos posesión de ellos. El verdadero Dios no nos retiene ni se deja retener por nosotros: nos abre caminos de novedad y de libertad”
Antes de rezar a la Madre de Dios Francisco destacó que los Reyes Magos ya no sabrán nada de aquel Rey nacido en Belén, pero lo llevarán siempre en su corazón.
E invocó a María Santísima para que podamos “convertirnos en testigos de Cristo allí donde estamos, con una vida nueva, transformada por su amor”.
Ante todo Francisco dirigió un pensamiento especial a los hermanos de las comunidades de las Iglesias Orientales, católicas y ortodoxas, muchas de las cuales mañana celebrarán la Navidad. Y les deseó “la luz y la paz de Cristo Salvador”.
Jornada Mundial de la Infancia Misionera
Además, recordó que hoy se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera.
Y explicó que se trata de la fiesta de los niños y jóvenes misioneros “que viven la llamada universal a la santidad ayudando a sus coetáneos más necesitados, mediante la oración y los gestos del compartir”.
En base a un artículo publicado por VaticanNews