Una veterana y experimentada jefa de enfermeras abordó con profunda claridad, en una conferencia a la que asistí recientemente, la cuestión de la salud y la dignidad de la vida. Lo hizo compartiendo un conocimiento extraído a raíz de su propia experiencia.
Comparto por ello su testimonio.
La enfermera prosiguió:
El testimonio sigue explicando qué sucedió a continuación:
"Resultaba evidente que, a pesar del deterioro de la salud o de las facultades mentales, el enfermo suele responder positivamente a estímulos de amor y que su dignidad ha de ser el fundamento del verdadero respeto hacia su persona.
El respeto puede ser la mejor terapia. Porque una persona, aun en estado vegetativo, sigue teniendo toda la dignidad de su humanidad y su valor consiste en hacer más viva nuestra caridad.
Crearles una protección para sus años de vida
Luego, al ascender a la dirección de enfermería, pude apostar por procedimientos para mejorar la salud física, emocional y espiritual de los pacientes, alargando así sus años de vida al ser menos susceptibles a la tristeza y depresión.
Cómo ayudar de modo práctico a los ancianos
Ciertamente los mayores difícilmente van a regenerar su salud física, pero pueden mejorar en su humanidad con la ayuda de los demás. Es así porque las personas vivimos de proyectos, de ilusiones hasta el final de nuestros días: por lo que al adulto mayor no se les debe de privar de ello, aunque “su proyecto sea corto o muy sencillo” en medio de sus circunstancias.
Lamentablemente, vivimos en una sociedad con poca solidaridad intergeneracional para hacer más justa y noble la coexistencia con quienes nos antecedieron. Una sociedad que, erróneamente, considera que la plenitud de la vida humana se cifra en poseer cosas y no en la vida lograda.
Siendo así, el consecuente error es considerar que la salud es solo un instrumento para el bienestar, como lo único que importa y dejar de lado el bien ser, que se conserva y acrecienta a pesar de las enfermedades.
La sociedad suele olvidar que la ancianidad, con sus condicionamientos, forma parte de un plan querido por Dios.
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