El próximo 5 de marzo hubiera cumplido 113 años
Hace apenas casi dos semanas, representantes del Guinness World Record le daban un reconocimiento a Chitetsu Watanabe porque, a sus 112 años, era el hombre más longevo del mundo.
Cuando le preguntaron cuál era su secreto para vivir tanto tiempo, respondió: “No enfadarse y tener siempre una sonrisa en el rostro”.
También confesó que le encantaban los dulces, aunque en los últimos años sólo consumía las cremas de los pasteles y pudines porque había perdido su dentadura, aunque eso tampoco le impedía seguir sonriéndole a la vida.
El próximo 5 de marzo hubiera cumplido 113 años. Nació en Niigata (Japón) y era el mayor de ocho hermanos. Estudió agricultura y, tras graduarse, primero trabajó en una plantación de azúcar y luego se fue a Taiwán, donde vivió por 18 años y fue donde conoció a su esposa, Mitsue, con quien tuvo cinco hijos.
Tuvo que prestar servicios militares en 1944 al final de la guerra del Pacífico y regresó a Japón junto a su familia. Allí trabajó en la oficina de agricultura del gobierno hasta su retiro.
Junto a uno de sus hijos, construyó una nueva casa para su familia, que incluía un terreno para sembrar alimentos. Hasta los 104 años se mantuvo como un jardinero activo y le encantaba sembrar todo tipo de frutas y vegetales. Además, también participaba en exhibiciones de bonsáis (la última fue en el 2007) y, ya en una casa de retiro, le gustaba hacer ejercicios acorde a su edad como parte de su rehabilitación, caligrafía y origamis.
Ahora la extraordinaria y larga vida de Watanabe será recordada aquí en la Tierra por sus cinco hijos, 12 nietos, 16 bisnietos y un tataranieto.