En Canadá el gobierno presentó el pasado lunes un proyecto de Ley para que personas que no padecen enfermedades terminales puedan acabar con su vidaLas predicciones sobre la apertura de Canadá a la muerte asistida por médicos se van cumpliendo con una rapidez que denota que detrás de esta pretendida compasión existen algunos otros intereses que nada tienen que ver con ella.
Como sucede en Holanda con la “píldora de la vida cansada”, en Canadá el gobierno presentó el pasado lunes un proyecto de Ley para que personas que no padecen enfermedades terminales puedan acabar con su vida.
La diferencia con la propuesta holandesa, es que en Canadá sí tendrían que pedir (¿exigir?) la muerte con asistencia médica (en lugar de ir a la farmacia autorizada y comprarse la píldora para morir por cansancio de vivir).
Antes que la muerte suceda
Además, el proyecto de ley de Canadá abre la puerta para que personas con enfermedades degenerativas –como, por ejemplo, la parálisis cerebral o síndrome post-polio—puedan pedir la muerte asistida antes de la llegada de la muerte natural.
La nueva ministra de Salud de Canadá, Patty Hajdu, quien en enero pasado había sorprendido a los ciudadanos de ese país al recomendarles que no consumieran cannabis (no obstante esté permitido para su uso lúdico), estuvo a favor del proyecto de ley.
Según el reporte de la BBC, Hajdu confió en que la propuesta de una nueva legislación sobre la muerte asistida, “protegería a las personas vulnerables y les daría autonomía a los canadienses”. El proyecto de ley cuenta con el apoyo de todos los partidos políticos.
Adiós restricciones
La nueva ley eliminaría el requisito de que las personas demuestren que su muerte natural era “razonablemente previsible” y que, por ello, tenían posibilidad de tomar el camino corto de la muerte médicamente asistida.
La juez de la provincia de Quebec, Christine Baudouin, había logrado eliminar, en septiembre de 2019, la restricción de la propia provincia francófona que limitaba la muerte asistida a pacientes con enfermedades terminales como Nicole Gladu, de 74 y Jean Truchon, de 51 años.
Para Baudoin, según The Globe and Mail, el requisito era “una barrera inconstitucional que obligaba a los ciudadanos de Quebec en condiciones incurables “a seguir viviendo con un gran dolor”. La eliminación de esta “barrera” repercutió en todo el país y ahora es parte de la iniciativa de ley federal.
Dos pistas con un mismo destino
Por su parte, los defensores de las personas con discapacidad, incluido el Consejo de Canadienses con Discapacidades (CCD), han dicho que la decisión judicial envió el mensaje de que “tener una discapacidad es un destino peor que la muerte” .
Con la iniciativa de ley propuesta por el gobierno de Justin Trudeau, al igual que con la decisión del tribunal de Quebec, se da por un hecho que “tener una discapacidad es motivo suficiente para que queramos morir”, según dijo en septiembre pasado Amy Hasbrouck, directora de Toujours Vivant-Not Dead Yet, un proyecto del CCD.
De acuerdo con el reporte de BBC, en Canadá se creará un “sistema de dos pistas” para determinar la elegibilidad de la muerte asistida. Una, para las personas con enfermedades terminales y otra, para las personas que no lo están.
Lo único que tendrán que “demostrar”, para que se les procure la muerte, es que enfrentan un “sufrimiento intolerable”.