“¡Tenemos que hablar!” No siempre es la solución a todos los males. El diálogo de pareja es sano si antes de ser boca y orejas estamos listos para abrir el corazón, a la acogida del otro y a la maravilla
- in-tención por parte de quien habla. In-tención es “tender hacia”, dirigirse a, y presupone asumir responsabilidad de lo que se dice, del cómo se dice.
- a-tención por parte de quien escucha. Es otra responsabilidad, “tender” metafóricamente la oreja y en el fondo todo el ser, estar atentos y activos en el proceso de la escucha, no distraerse.
Parece fácil, ¿eh?
- ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste escuchada/o por tu pareja?
- ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste sin interrumpir, ni siquiera mentalmente?
- Quien tenga la necesidad de comunicar algo, tome la iniciativa e invite al otro.
- Compartan el deseo de experimentar una comunicación más profunda: si ambos no están bien predispuestos a este ejercicio, es mejor posponerlo.
- Escojan un tiempo y un espacio en el que sepan que no serán molestados: obviamente no podemos pensar que se puede hablar a fondo con los niños que nos interrumpen, el celular encendido, la televisión. Decidir preliminarmente el tiempo que se dedicarán puede ser útil y tranquilizador sobre todo las primeras veces. Pueden empezar tomándose 15 minutos, de los cuales 5 (los centrales) los dedican a hablar.
- Fundamental: ¡el que habla solo habla, quien escucha solo escucha!
- No verbal: sean cercanos, tóquense, busquen el contacto visual, sin insistencia. Esto les ayudará mucho.
- El corazón: el corazón es nuestro músculo cardiaco pero es también simbólicamente la sede de nuestros sentimientos más buenos. Mientras empiezan, intenten pensar que en cada respiración su corazón se expande. Se expande por hablar con amor; se expande por acoger con amor.
- Para quien habla: pueden empezar con algo positivo, en general da un buen registro a la relación. Luego pueden expresar lo que sienten: un pensamiento, una emoción, un malestar, una preocupación. El objetivo es hablar de sí mismos. Entonces este no es el momento para atacar, juzgar, interrogar. Es otra cosa, lo harán, en todo caso, en otro momento.
- Para quien escucha: escuchar con atención significa poner dentro de sí lo que el otro nos revela. Se trata de una escucha “vacía”, es decir, hacer espacio al otro. En este lugar de vacío suspendo el juicio, obviamente no interrumpo (5 minutos), sino que intento suspender también la tentación de responder mentalmente. Si no lo han hecho les parecerá muy difícil, pero verán lo relajante que es escuchar sin desperdiciar energía en dar respuestas, puntuaciones, consejos, entre otras cosas, que no se han pedido.
- «Gracias»: al final pueden agradecerse. Por lo que se han dicho, y por haber sido escuchados.
Esta modalidad no debe usarse para cada interacción de su vida, es un momento especial y debe permanecer así.
Todavía habrán incomprensiones, peleas, acusaciones, pero si se entrenan a confiar el uno en el otro disminuirán, y sobre todo podrán enfrentar el cansancio con las baterías recargadas. La carga que se recibe de grabar en la memoria que en un pequeño espacio de mi corazón, con este ser con defectos que tengo a mi lado, hemos estado por un instante, en el paraíso.
Por Marco Scarmagnani
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