“El Señor me ha dado una plataforma sobre la cual pararme y una audiencia que escucha”
A esta altura son muchos los que conocen a la conocida y “heterodoxa” violinista Lindsey Stirling. Algunos recordarán su paso por America´s Got Talent del 2010, donde llegó a los cuartos de final, etapa en la que recibió algunas duras críticas de los jurados: “No creo que consigas ir lejos con volar por los aires a intentar tocar el violín al mismo tiempo” … “Lo que estás haciendo no es suficiente para llenar un teatro en Las Vegas…” fueron algunos de los comentarios que recibió de parte de los jueces.
Tras aquella experiencia, Strinling tuvo que volver a aprender de dónde sacar fuerzas para continuar, según declaró tiempo más tarde.
Y las fuerzas no iban a ser recuperadas por el hecho de agradar a los demás, si esto implicaba traicionarse a sí misma (tentación siempre latente para el artista y, en definitiva, para todo ser humano), sino en reconocer la propia unicidad y serle fiel: “Tantas personas me dijeron que no tendría éxito debido a que era muy diferente. Irónicamente, la razón por la que la gente ve mi canal y viajan miles de kilómetros para ver un show… es porque es diferente. Dios no nos mandó a la tierra para que pasemos desapercibidos. Estamos aquí para compartir lo que nos hace únicos”.
La artista decidió mantenerse fiel a sí misma y, publicando sus performances en Youtube, logró el éxito que otros le creían vedado. Su canal cuenta ya con más de doce millones de suscriptores.
Stirling tiene en claro que la única razón por la que tiene éxito es por dicha fidelidad a sí misma. Por ello aconseja: “No dejes que nadie te diga qué deberías ser y si tú eres lo suficientemente bueno, o cómo deberías lucir o lo que deberías hacer. Porque eso hace del mundo un lugar hermoso… cuando tú haces cosas que te hacen ser tú.”
La artista sabe que el camino no es sencillo. Desde su modesta infancia, cuando los padres sólo podían costearle quince minutos de clases de violín a la semana y le obligaron a decidir entre el violín o la danza, siempre ha tenido que sortear dificultades. Luego de quedar afuera del certamen de talentos, también tuvo que luchar contra la anorexia, cosa que reveló públicamente e incluso dedicó una canción a la cuestión (Shatter Me; con la participación Lzzy Hale y más de cien millones de visualizaciones en youtube).
En los momentos de desolación y falta de propósito, fue la fe la que le ayudó a redescubrir que “soy hija de Dios y que el plan de Dios es un plan de felicidad. Esto lo cambió todo; me hizo capaz de descubrir mis pasiones, recobrar el deseo, el deseo de hacer… lo que fuere, otra vez, y reencontré la felicidad que había olvidado que podría sentir.”
De esta manera Stirling sabe manifestar no sólo la importancia de ser uno mismo, sino también cómo ello se fundamenta en el conocimiento de la Fuente de la propia identidad y misión. “He sido increíblemente bendecida y siento que estoy llamada a ser una misionera y compartir el Evangelio… El Señor me ha dado una plataforma sobre la cual pararme y una audiencia que escucha.”
La particular violinista es un ejemplo viviente que nos muestra que la fuerza para ser auténticos brota de la aceptación de nosotros mismos, la cual a su vez se basa en el conocimiento de nuestro Origen y se traduce luego en nuestro aporte a la vida de los demás. “Hay pocas cosas que ame más que estar en el escenario y dar un espectáculo, pero sobre todo quiero ser un modelo positivo para las adolescentes jóvenes… A través de mi estilo particular de interpretar, quiero demostrar que no necesitas conformar a los demás para ser aceptado. El mayor valor viene de amarte a ti mismo por lo que eres.”
El público latinoamericano iba a tener la oportunidad en marzo de este año de volver a ser partícipe del espectáculo de la talentosa instrumentista, ya que tenía planeado presentarse en Colombia, Chile, Brasil y Argentina. Lamentablemente se vio forzada a suspender sus actuaciones debido a la pandemia por todos conocida.