Desde la trinchera de Bérgamo un joven pediatra no pudo asistir al nacimiento de su tercera hija, Anna: “Mi esposa estuvo increíble. Parió sola, además dio positivo . Una prueba difícil. Estoy orgulloso de ella”En esta guerra que está viviendo Italia y el mundo, el personal sanitario son los soldados en primera línea. En el norte de Italia quienes trabajan en el hospital están haciendo un esfuerzo sobrehumano para salvar vidas humanas en peligro. Ellos mismos corren graves riesgos, y algunos de ellos ya han pagado con su propia vida la generosa disponibilidad hacia los pacientes contagiados por el coronavirus.
Quienes luchan en el hospital con turnos masacrantes viven también la lejanía de sus familias y el temor de infectarlas cuando vuelven a casa, por eso muchos han decidido permanecer separados de ellas también dentro de sus domicilios.
En este sentido, la historia de Lorenzo Norsa, un pediatra milanés de 37 años, es emblemática (Repubblica.it). Mientras estaba en las trincheras del Hospital Papa Giovanni XXIII en Bérgamo, en las salas de pacientes infectados por Covid-19, Sara, su esposa dio a luz a su tercera hija, Anna, en la Clínica Mangiagalli de Milán.
En su última visita al ginecólogo, Sara subrayó que tenía un poco de fiebre, realizada la prueba, el resultado dio inmediatamente positivo. De ahí la decisión de practicarle una cesárea, un momento en el que el marido – que lo había hecho por los otros dos – no pudo presenciarlo porque era absolutamente indispensable en el frente de Bérgamo, la ciudad italiana con el mayor número de contagiados, y porque, por esta razón, está potencialmente infectado.
Amamantar con guantes y mascarilla
Las primeras fotografías de la bebé en brazos de su madre las recibió de sus colegas de Milán. A la pregunta de cómo está la recién nacida, Lorenzo responde así:
La están evaluando. Lo más probable es que en los últimos días de embarazo la mamá, a través del cordón umbilical, le haya tansmitido los anticuerpos y que se haya vuelto inmune. Ahora Sara y Anna están juntas en la habitación, siempre cerca, en un ambiente completamente protegido. Empiezan a interactuar. Dará el pecho con guantes y máscara, con extrema precaución. (Ibidem)
“Mi esposa ha sido muy fuerte”
Mi esposa ha sido muy fuerte. En sus dos embarazos anteriores yo asistí, como marido, papá y neonatólogo. Y fue algo bellísimo. Esta vez ha tenido que hacerlo todo sola, al yo estar ocupado en otro frente. Sara, mi esposa, ha estado increíble. Parir sola, además positiva de Covid, debe haber sido una prueba difícil. Estoy orgulloso de ella y estaba tranquilo. Confiaba en mi esposa como de los colegas en Milán. (repubblica.it)
¡Cuando todo acabe podremos transmitirnos todo el afecto del mundo!
Los hermanitos de Anna, la mayor con casi 5 años y el pequeño con 2 y medio, que fueron enviados con sus abuelos para evitar riesgos, la conocieron gracias a las fotos que su mamá enseguida les envió. El papá, aunque estaba lejos físicamente, siente su cercanía:
Como todos, he tenido que acostumbrarme a la idea de que la cercanía en estas semanas es una cuestión de espíritu, no de cuerpo. Cuando todo esto acabe, podremos transmitirnos todo el afecto del mundo, incluso más de lo normal. Yo me despierto solo en casa en Milán, en la mañana voy a Bérgamo, y vuelvo en la tarde. Los abuelos y los colegas del Mangiagalli de Milán me mandan continuamente fotos de mis hijos, me miman. (Ibidem)
¿Y la situación en Bérgamo?
Estamos en un momento difícil (…) Pero la respuesta que estamos dando nos hace estar orgullosos. Estoy orgulloso de decir que es difícil imaginar algo mejor de lo que veo cada día por parte de los colegas, de los enfermeros(as), de todo el personal. (Ibidem)
El término de “ángeles custodios” con el que hoy pensamos y hablamos de nuestros médicos, enfermeros y todo el personal sanitario, expresa el afecto y el reconocimiento que debemos a estos hombres y mujeres que con gran valor y extraordinario espíritu de sacrificio luchan por todos nosotros contra un enemigo extremamente aguerrido porque es invisible a los ojos.