Getafe despide a un sacerdote que se dio y se dejó desgastar por los demás al servicio del Evangelio hasta el final
El pasado martes 25 empezamos el día con la tristísima noticia de que Manuel García Barrio, sacerdote y párroco de El Divino Pastor de Móstoles (Madrid, España) había partido hacia el Padre.
Manolo, como todo el mundo le llamaba, no calzaba alzacuellos, pero no le hacía falta. Todo el mundo en el barrio le conocía como Manolo el cura, porque lo llevaba a mucha gala, que él era cura, un hombre de Dios.
Él fue pastor para tantas y tantas personas, en la parroquia, en el instituto donde también se hizo muy querido, en el barrio…Porque Manolo era de los que conocían el barrio, y se acercaba a todos, y todos le apreciaban.
Y se tomaba café, y hablaba de fútbol e iba al mercado y así hacía parroquia desde la cercanía…. Desde su sencillez y humildad era capaz de unir a las personas, de mediar, y siempre tener una palabra de ánimo para todos los que a él se acercaban, creyentes y no creyentes, porque él no hacía distingos.
Era un hombre muy acogedor. De hecho, era un gran acogedor con todo su significado como el que sirve de refugio o albergue a alguien. Empezando por sus compañeros.
Durante todos estos años de párroco acogió a todos los seminaristas y sacerdotes que por aquí pasaron enviados por el obispado, cada uno con su bagaje y allí estaba Manolo para acompañarlos en su caminar. A todos los distintos movimientos con distintos carismas que buscaban dónde reunirse.
Para todos tenía él tenía espacio. Para los chavales del barrio que tocaban rock y ensayaban, para las mujeres del barrio que hacen gimnasia, para scouts, para los Rocieros… para todos siempre había un hueco .
Esto nos deja ver cómo era Manolo y por qué ha dejado una huella tan profunda en el barrio, y en las personas que tuvimos la dicha de conocerle.
Porque Manolo siempre tenía una sonrisa para regalar, un abrazo para dar y ese tan característico saludo que nos hacía siempre “a la paz de Dios, hermano” tan lleno de vida.
Manolo hizo vivo el Evangelio a través de sus hechos y las Bienaventuranzas que tan bien predicaba. Descanse en paz…
En sus homilías, en las que perdía el sentido del tiempo, hablaba desde dentro y con la fuerza y el arrojo del que quiere hacerte despertar y decirte: “avanza, sigue, no te pares, haz que cambien las cosas, que Dios está contigo”…
Y claro que está con nosotros, porque le conocimos a través de ti, al partir del pan, al repartir el perdón, al ponerte al servicio de los más pobres, tanto en lo material como lo espiritual, al ponerte a nuestro lado en las alegrías, en las tristezas, al acompañarnos en esta vida…
Por Patricia Nieto Monge
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