Sacerdote de Cremona, Italia, es interrumpido en pleno rito por la policía que le multa. Cardenal Becciu dice: ¡No!
“A un sacerdote asombrado por lo que le sucedió a un hermano en la diócesis de Cremona, le dije: debe defenderse el principio de que ninguna autoridad puede interrumpir la misa. Si el celebrante es culpable de cualquier infracción, sea amonestado más tarde, ¡no durante!“, se lee en la cuenta en Twitter del cardenal italiano, Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
A un sacerdote esterrefatto per quanto accaduto a un confratello nella diocesi di Cremona ho detto: deve essere difeso il principio che a nessuna autorità è consentito di interrompere la messa. Se il celebrante è reo di qualche infrazione sia ripreso dopo, non durante!
— Card. Angelo Becciu (@AngeloBecciu) April 21, 2020
El cardenal Becciu, ex Sustituto de la Secretaría de Estado, tuvo esta reacción a los hechos ocurridos el domingo 19 de abril, Fiesta de la Misericordia, cuando en la parroquia de Gallignano, fracción de Soncino, provincia de Cremona, el párroco, Lino Viola, que celebraba la misa con quince fieles siguió adelante con la celebración eucarística ignorando las repetidas interrupciones y el llamado de atención de la policía.
La diócesis de Cremona emitió un comunicado afirmando que “no puede dejar de subrayar con pesar que el comportamiento del párroco está en contradicción con las normas civiles y las indicaciones canónicas que desde hace varias semanas condicionan la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia italiana y cremonesa”.
Al mismo tiempo, la diócesis mostró su comprensión por el “íntimo sufrimiento” y “profundo malestar de tantos sacerdotes y fieles por la forzosa y prolongada privación de la Eucaristía”.
La celebración se estaba llevando a cabo en vivo en Facebook, pero algunos de los fieles, incluyendo a los familiares de las víctimas del Covid-19, se encontraban en la iglesia, según el periódico Avvenire. Fue entonces que la policía italiana intervino, mientras que el sacerdote, a pesar de la insistencia de la autoridad continuó la celebración, no invitando a los participantes a salir. El párroco dijo que pagaría la multa de 600 euros.
Un caso ante el cual la diócesis “siente el deber de dar las gracias a todos los sacerdotes cremoneses que en este difícil período han sabido expresar un profundo sentido de comunión y de pertenencia eclesial también a través del estricto y puntual cumplimiento de la legislación vigente, conscientes de la responsabilidad que la Iglesia tiene hacia la sociedad civil y la salud de nuestros conciudadanos”.
En tiempos de pandemia, los obispos italianos han cerrado las iglesias y los templos para la evitar la celebración de misas multitudinarias para respetar las normas sanitarias del gobierno. Medida especialmente difícil de digerir durante los ritos de Semana Santa y Pascua.
También en España
Situaciones similares se han producido en España, donde la policía ha interrumpido celebraciones religiosas en diversas ocasiones. Por ejemplo, en Pedroche (Granada), una patrulla de la Guardia Civil irrumpió en una celebración el pasado 15 de marzo, instando a los ocho participantes a volver a sus casas, a lo que el párroco objetó que se estaban guardando las medidas de separación (distancia entre las personas de dos metros).
Sucesos similares se han producido en Sevilla, Valencia, Cádiz o Córdoba. El decreto del Estado de Alarma emanado por el gobierno español el pasado 14 de marzo preveía, en su punto 11, que los templos podían permanecer abiertos, siempre que se garantizaran una serie de medidas:
“La asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro.”
El día anterior, 13 de marzo, los obispos españoles habían dado la siguiente indicación:
Las celebraciones habituales de la Eucaristía pueden mantenerse con la sola presencia del sacerdote y un posible pequeño grupo convocado por el celebrante. (…) Durante este tiempo cada Obispo puede dispensar del precepto dominical a quienes no participen presencialmente en la Eucaristía por estos motivos.
Muchos obispos, como el arzobispo de Valencia cardenal Antonio Cañizares, dispusieron la suspensión de las misas públicas con fieles en sus diócesis, pero otros prelados no lo han hecho.
Queda el debate, aparte, de si la interrupción por la fuerza de un acto sagrado hiere la sensibilidad de los creyentes e si incluso puede suponer una profanación, y que de aplicarse sanciones, debería hacerse sin ofender los sentimientos religiosos, pues este respeto es base de la libertad religiosa.