Emocionante discurso de la ministra de Defensa sobre cómo velaron los muertos de COVID-19 en la morgue de Madrid
“No se han ido solos, los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas estuvieron con ellos”. Así de rotunda se mostró la ministra de Defensa del Gobierno de España Margarita Robles al clausurar, en el día de ayer, la morgue provisional instalada en el Palacio de Hielo de Madrid.
Durante este tiempo de pandemia y de Estado de Alarma los miembros de las Fuerzas Armadas, efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el Ejército de Tierra han trabajado en el traslado de los fallecidos, pero no sólo eso… han custodiado sus cuerpos para que no estuvieran solos, y como han explicado varios efectivos de la UME han guardado respeto e incluso han rezado una oración cuando sabían que era una persona creyente.
Margarita Robles, ministra de Defensa lo explicaba en un emocionadísimo discurso que ha sido muy valorado por toda la ciudadanía española: “Son nuestros soldados, nunca les dejamos solos”. “Orando cuando sabían que eran personas creyentes. Es lo que hemos podido hacer. Que las familias sepan que nos les olvidaremos. Seguro que en otro mundo mejor les estarán viendo, ayudándonos a todos”.
https://youtu.be/0wDtmhvKJs0
El trabajo de los militares comenzó el día 21 de marzo. La UME recibió la petición de ayuda. Necesitaban el traslado de los primeros fallecidos. Desde entonces muchos protocolos, mucho trabajo silencioso, muchos días de oscuro trabajo y sobre todo muchas jornadas de llanto y dolor. Mucho sufrimiento en sus espaldas.
Nadie podía velar esos cuerpos. Los fallecidos estaban solos y los militares hicieron una labor impagable de acompañamiento. Los trataron como a sus compañeros. Nunca olvidarán sus nombres. Los fallecidos, sus cuerpos custodiados en el Palacio de Hielo no fueron olvidados. Los militares mantuvieron su duelo y su recuerdo.
El Cristo de la Buena Muerte estaba en el Palacio de Hielo de Madrid
El Jueves Santo, en Málaga no pudo salir el Cristo de Mena. La Legión no pudo llevar sobre sus estirados brazos el cuerpo crucificado de Cristo. Era 1 de Abril. Muchos pensamos en la tristeza que podría sentir este cuerpo de élite de no poder acompañar al Cristo de la Buena Muerte. Ninguno nos dimos cuenta que realmente el Cristo se había trasladado de lugar, estaba en el Palacio de Hielo de Madrid.
El Ejército de Tierra y la UME ya llevaban varios días, varías semanas portando la Buena Muerte sobre los brazos, sobre los hombros y en el alma de todos los que allí estaban trabajando.