La Asociación Latinoamericana de Gerontología alerta del peligro de negar a los ancianos la atención sanitaria que merecen.La reacción de los países ante la pandemia del coronavirus ha puesto sobre el tapete cómo es nuestra valoración de la vejez.
El escenario global presenta diversidad de reacciones: desde quienes opinan que los ancianos “han vivido demasiado” y, por lo tanto, no merecen un esfuerzo si enferman de coronavirus. Y quienes recuerdan que la vejez es una condición de las personas y están en su derecho de recibir la atención hospitalaria que requieran.
¿Es que un viejo ya no “sirve”? ¿Hasta dónde tenemos el deber de cuidar a los mayores?
La economía no debe mandar
La Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria acaba de responder a esta polémica con un enérgico artículo en el que se opone a la postura que permitiría “prescindir de los ancianos” porque no resulta rentable económicamente cuidar de ellos.
En un artículo firmado por Mariana Rodríguez, se califica la situación provocada por el coronavirus como “oportunidad histórica”. Es, dice la autora, “‘el’ momento para poner en el centro del escenario social, con todas las luces y sonidos, el paradigma de la vejez y el envejecimiento”.
Es urgente replantear nuestra concepción de los mayores para que valoremos cómo los cuidamos, cómo los atendemos médicamente, cómo los protegemos y cómo los respetamos.
La familia, la sanidad pública, la economía… han de demostrar con hechos que los mayores son respetados y cuidados.
Daniel García Delgado, de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Argentina), ha manifestado recientemente que “un nuevo paradigma está en ciernes, tanto económico, político, geopolítico como cultural y avizorarlo, es también una forma de trabajar desde las ciencias sociales, tanto lo político como lo filosófico, para su avenencia”.
Somos “sujetos envejecientes”
Mariana Rodríguez afirma que “es fundamental asumirnos como sujetos envejecientes, es decir, aceptarnos como personas que envejecemos desde que nacemos hasta el fin de nuestras vidas.”
“El envejecimiento -continúa- requiere conciencia del envejecimiento en cada etapa de la vida -en la niñez, la adolescencia, la adultez y la vejez-. Es necesario que el mundo que viene comprenda y sienta que la vejez es un derecho humano. Que todas las personas tenemos derecho a existir.”
A envejecer y a enfermar. Las personas tenemos derecho a ponernos enfermos sin que peligre nuestra vida porque el Estado decida entonces que no le servimos y que puede desecharnos a la basura.
La salud pública es esencial
Rodríguez apunta que un informe elaborado por CEPA (Centro de Economía Política Argentina) señala que la crisis del coronavirus ha despertado en la sociedad “el reconocimiento social de la importancia de la salud pública, de la capacitación permanente y formación de profesionales de la salud y la ciencia, de la tarea de cuidadores/as, de la redistribución y masculinización de las tareas de cuidados en los hogares, de las formas de educación, de la reflexión espiritual y existencial, entre otros temas”.
Después de leer a estos expertos, cobra más sentido seguir aplaudiendo cada día a los sanitarios desde las ventanas y balcones de nuestras casas, estando confinados. Como también se subraya que cada Gobierno debe adoptar las medidas para que el derecho a la vejez sea real. Y en cada familia nos planteemos cómo estamos tratando a nuestros mayores.
Tienen derecho
En la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, afirma Rodríguez, se insta a los Estados a “que asuman el compromiso, acompañen y potencien el paradigma que posiciona a las personas mayores como sujetos de derecho. Planteamos que se corra de una vez y para siempre, de manera explícita y concreta y no como meros acuerdos sectoriales, la concepción de las personas mayores como ‘personas con necesidades de ser asistidas’ a ‘sujetos con derechos a demandar determinadas prestaciones y conductas’, en acuerdo pleno con la definición de Víctor Abramovich.”
Más que compasión
“Apelamos -subraya Rodríguez- a la construcción de un modelo basado en el respeto y el reconocimiento y no a la compasión. Cuestionamos los estereotipos que enfatizan la imagen negativa, homogénea e injusta sobre el rol de las personas mayores y la vejez en el mundo. Pedimos discursos que no acudan al lenguaje paternalista porque apelan a la mera lástima.”
Rodríguez, en nombre de ALGEC, presenta un plan de acción de ahora en adelante: “Les proponemos construir una sociedad del cuidado colectivo y permanente en cada etapa de la vida, a consolidar el paradigma de la vejez y el envejecimiento asumiéndonos como sujetos envejecientes y comprendiendo que la vejez no es un problema individual que le sucede a las personas cuando llegan a viejas, es un asunto colectivo y político, es un derecho humano que respeta y celebra nuestra existencia.”
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