¿Cómo afecta la ansiedad producida por el coronavirus a nuestra salud y a nuestra alimentación?
La mayoría de nosotros vivimos con ansiedad y estrés. La ansiedad es una emoción, un sentimiento que se produce ante un peligro externo, es un mecanismo de alerta que tiene nuestro organismo para manifestarse. Pero esta ansiedad se vuelve un problema cuando no desaparece y por el contrario se vuelve cada vez más frecuente.
Actualmente estamos viviendo una situación extraordinaria. Durante esta pandemia padecemos mucha incertidumbre, algunos han sido confinados, existe miedo al contagio y muchos cambios en las normas sociales como el uso de la mascarilla en espacios abiertos y cerrados. Todos estos cambios provocan que nuestro cuerpo reaccione de diferentes maneras.
Una de las formas de reaccionar es a través de la ansiedad y pese a que puede afectar a cualquier persona sin importar la edad, las que sufren un mayor un impacto son las mujeres.
La ansiedad puede traer consecuencias graves en la salud, como mayor riesgo de sobrepeso y obesidad y, en el caso de las mujeres, síntomas más intensos de la menopausia, depresión, entre otras.
¿Cuáles son las causas de la ansiedad?
Son varios los factores que por lo general desencadenan la ansiedad. El tipo de personalidad de la persona predispone, por ejemplo, una excesiva timidez o un comportamiento siempre negativo y pesimista.
La mala relación con uno mismo, altos niveles de estrés diarios, y por supuesto que hay también factores hereditarios, o el hecho de haber vivido alguna situación traumática.
¿Cómo afecta la ansiedad en nuestra forma de alimentarnos?
Comúnmente no solemos escuchar las señales que nos hace nuestro cuerpo y nuestra mente, “comemos por comer”, se nos hace difícil darnos cuenta que podemos comer sin hambre solo por estar ansiosos, y escondemos ese llamado de atención de nuestro cuerpo a cubrir ciertas carencias a través de la comida.
Pero el problema no solo pasa por lo que comemos en ese momento de ansiedad (que por lo general no es nada saludable) o que también podemos decir hambre emocional, sino en no saber escuchar y utilizar las herramientas necesarias para gestionar esa emoción, ese mensaje que nos da nuestro cuerpo por lo que terminamos picoteando frecuentemente.
¿Qué podemos hacer para disminuir la ansiedad por la comida?
Es elemental cubrir esas carencias sin enfocar nuestra atención en la comida, sino en buscar otras alternativas como:
- Distraer la mente a través de la lectura, dibujando, mirando alguna serie o película, hacer algún curso online, jugar con los niños, hablar con familiares, limpiar o arreglar algo de la casa postergado, aprender algo nuevo de interés, escuchar música.
- La oración, es un momento que necesitamos para reflexionar, estar con nosotros mismos, escuchar lo que nos dice nuestro cuerpo, alma y mente. Es un tiempo donde podemos encontrarnos con Jesús y María y pedirle que nos ayude en estos momentos difíciles.
- Realizar actividad física de manera regular, como mínimo 3 veces a la semana, puede ser alguna clase de baile, zumba, yoga, o lo que más te guste a través de distintas plataformas de internet.
- Cuidar nuestras horas de sueño, es fundamental ya que muchas personas en este tiempo están presentando insomnio. Por lo que es aconsejable al menos 1 hora antes de irnos a dormir evitar mirar las pantallas (televisión, computadoras, celulares), apagar la luz, o sea generar el ambiente propicio para un buen descanso. El dormir bien nos ayudará a encontraremos con más energía, mejor humor y también ayuda a regular mejor los mecanismos de saciedad.
- Alimentación lo más variada y equilibrada posible. La ansiedad va estrechamente ligada con el acto de comer, y juega un papel clave en el control de la ansiedad, nervios y estado de ánimo. Por esta razón no es un buen momento de ponerse hacer la primera dieta que veamos por ahí o de algún influencer, o de hacer grandes restricciones de alimentos, sino simplemente concentrarnos en comer lo más sano posible.
Es necesario romper con la cadena que nos conduce a la ansiedad por la comida, debemos tomar las riendas para mejorar nuestros hábitos, hacer que ese sentimiento de angustia y de ansiedad se afloje, tratando de despejarnos, relajarnos y nutriendo no solo nuestro cuerpo sino también nuestra mente y alma.
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